
El tradicional local del Centro de Lima, ubicado en el cruce del jirón Quilca y jirón Camaná, y conocido durante décadas como Bar Queirolo, inicia una nueva etapa bajo el nombre “El Emblemático Q de Lima”. El cambio de nombre se tomó tras la decisión de Indecopi que restringe el uso del apellido en la denominación comercial tras una disputa legal.

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A través de un pronunciamiento en sus redes sociales, el bar contó que se vio obligado a modificar su nombre comercial debido a un proceso legal impulsado por los dueños de otro establecimiento con un nombre parecido ubicado en Pueblo Libre.
El emblemático bar Queirolo del Centro de Lima cambió de nombre
“Esta modificación responde a una resolución administrativa emitida por Indecopi, que nos restringe de seguir utilizando el apellido familiar en nuestra denominación comercial. Esta medida se enmarca en un proceso empezado por los propietarios de otro establecimiento que lleva un nombre similar, quienes han solicitado la exclusividad sobre el uso del apellido que históricamente nos identifica”, se compartió.
Los responsables del tradicional local señalaron que acatarán las disposiciones legales, aunque remarcaron el valor histórico de su establecimiento. “Creemos importante recordar que nuestra bodega tiene una trayectoria mucho más antigua, reconocida por generaciones como un espacio emblemático de Lima, donde convergen la buena cocina, el arte y la cultura”, se compartió.
El ahora llamado “El Emblemático Q de Lima” fue fundado en 1910 como Bodega La Florida por Victorio Mosto y Margarita Queirolo, y en 1933 pasó a manos del inmigrante genovés Ernesto Queirolo, quien lo transformó en el bar-restaurante que hoy forma parte de la vida cultural limeña. En la actualidad, sigue siendo administrado por la tercera generación de la familia.
En el 2020, la familia conversó con La República y, entre la historia del local, contaron una anécdota detrás de la carta de productos que venden.
Doña Marina, viuda de Queirolo, narró a uno de sus nietos que la mayoría de productos del menú - sobre todo los de los años 60′ - fueron sugerencias al paso de los vecinos. “¿Oiga usted por qué no vende ravioles?”, le dijeron una vez. La visionaria mujer adoptó inmediatamente la idea y memorizó la preparación. “Juntó cuatro mesas, extendió la masa, puso el relleno, compró la herramienta para hacer los surcos y listo, ya tenía los ravioles. Empezaron a producirlos”, dijo Iván Pacheco Queirolo.
Periodista especializada en temas sobre actualidad, policiales e internacionales. Egresada de la Universidad Jaime Bausate y Meza que forma parte del Grupo La República desde el 2017 en marcas como La República y Wapa.