
Los pies son mucho más que una base para caminar. En su interior hay 26 huesos, 33 articulaciones y más de 100 músculos, ligamentos y tendones trabajando en sincronía para sostener tu peso, amortiguar cada paso y permitirte avanzar. Aun así, la mayoría los ignora… hasta que el dolor o las lesiones aparecen.
"Es una estructura pequeña pero muy compleja: muchas piezas funcionan al unísono para que podamos absorber impactos y transmitir fuerzas a toda la cadena del cuerpo", le dice a BBC Mundo la podóloga deportóloga Josefina Toscano.
La entrenadora de alto rendimiento Alicia García coincide: "La mayoría de la gente está acostumbrada a preocuparse solo por el calzado en el que mete el pie; pero no entiende que el pie tiene un trabajo específico".
Un pie sano debe ser rígido y flexible a la vez.
"Es un triángulo que debe ser rígido para propulsar en la marcha y, a la vez, que debe ser capaz de flexibilizarse para amortiguar", explicó Toscano.
Cada paso activa un mecanismo natural: al levantar los dedos —especialmente el gordo—, el arco del pie se eleva y crea tensión para impulsarte. Al apoyar, ese arco cede para amortiguar el impacto.
En esa arquitectura, la fascia plantar funciona como un cable que une talón y dedos. "Esa fascia determina que el pie sea elástico, que absorba impactos y que podamos mantener el equilibrio", aseguró García.
Cuando el arco se hunde o la fascia pierde fuerza, las cargas se reparten mal y otras articulaciones, como rodillas y caderas, deben compensar… lo que a la larga puede derivar en lesiones.
La estabilidad empieza en el pie. Un mal apoyo puede desalinear tobillos, rodillas y columna.
"Vemos mucha patología de rodilla cuyo origen no está en la rodilla, sino en la falta de funcionalidad y estabilidad del pie", advierte Toscano.
García añade que esto es común incluso en atletas: "Les pongo a un solo apoyo y no sostienen el equilibrio. Luego llegan los esguinces, las tendinopatías, la condromalacia, molestias lumbares… Todo empieza por el pie."
Señales de alerta:
Para García, sí. "No movemos los dedos; ni siquiera somos conscientes de que tienen movimiento. Recuperar esa conciencia ya cambia la manera de caminar".
Un ejercicio básico para medir tu estado:
"Hay un ejercicio que yo trabajo mucho todos los días: el de estabilidad en un solo apoyo. Básicamente es colocarte sobre un pie, elevar la otra pierna y quedarte mínimo 30 segundos o 1 minuto".
Si no puedes hacerlo sin esfuerzo, tus pies necesitan trabajo urgente.
Aunque parezca contradictorio, no siempre más amortiguación significa más salud.
"El calzado con exceso de amortiguación, drop alto y materiales blandos puede aislar el pie del suelo, restarle propiocepción y volver el pie inestable", advierte Toscano.
García también alerta sobre el calzado estrecho: "El calzado es uno de los problemas que más debilita el pie. Si trabajas descalzo pero luego lo metes en una punta estrecha, inutilizas la musculatura".
Consejo práctico: saca la plantilla del zapato y compárala con tu pie descalzo. Si no cabe, esa horma está empujando tus dedos hacia adentro… camino seguro al juanete.
Las especialistas recomiendan tres ejercicios clave para fortalecer los pies y mejorar el equilibrio:
En definitiva, tus pies son el punto de partida de tu salud física. Ignorarlos no solo afecta tu movilidad, también puede ser la raíz de dolores crónicos y lesiones. Y aunque no se trata de “mimarlos” con lujos, sí de darles el cuidado que necesitan… antes de que sea tarde.
Periodista especializada en actualidad y tendencias. Bachiller en Periodismo en la Universidad Jaime Bausate y Meza. Redactora en Popular. Interesada en temas relacionados con actualidad nacional e internacional, virales en tendencia y más.