Terremoto en Arequipa: se cumplen 21 años del sismo de 8.4 grados que afectó el sur y que dejó 102 fallecidos

El sur del país recuerda este 23 de junio como un día funesto en el cual un terremoto de 8.4 grados acabó con la vida de 102 personas, y que dejó a 320 mil afectados. El sismo ocurrió el 2001 en horas de la tarde a 82 kilómetros de la localidad de Ocoña, provincia de Camaná, en Arequipa, y dejó 17 500 casas destruidas.

El movimiento telúrico afectó también a los departamentos de Moquegua y Tacna, además de perjudicar a las regiones de Chile como Arica, Parinacota, y Tarapacá. Asimismo, menoscabó a los departamentos bolivianos de La Paz y Oruro. Es decir, tuvo un impacto en 40 000 kilómetros cuadrados.

Al terremoto del sur del país se le considera la catástrofe más devastadora ocurrida en el Perú desde el sismo de 1970, sucedido en Áncash. Esto debido a que tuvo posterior tsunami, que causó la muerte de 26 personas, produjo la desaparición de 70 ciudadanos y dejó a varias ciudades turísticas afectadas.

Los ciudadanos de estas localidades peruanas recordaron lo que vivieron aquel 23 de junio trágico y muchos de ellos, aseguraron, que "se salvaron por un pelo". Indicaron que las ondas del sismo movía todo a su alrededor, buscaban proteger a sus seres queridos y se horrorizaron con las consecuencias del terremoto.

Testimonios

"Ese sábado 23, en Cuajone - Moquegua, 3.30 p.m. terminábamos un almuerzo de cumple de mi hija.... Todos los invitados salieron despavoridos a sus casas, los postes de luz eran unos chicles y todo el piso se ondulaba, la camioneta estacionada se movía como 2 metros y volvía a su sitio... el cerro que teníamos delante era todo una polvareda... terrible quedó Moquegua cuando pase 2 días después... ¡Qué experiencia!", expresó Elizabeth Morales en Facebook.

"Recuerdo a mi amigo Robert Cruz (q.e.p,d), quien vino a mi casa a conversar conmigo para retomar las caminatas. El primer remezón parecía que era eso y ya. No le tomamos importancia. Pero cuando vino el segundo remezón... pues eso sí fue incontenible, las calles hacían olas y los postes de luz jugaban a la cuerda con sus cables. Rápidamente nos fuimos al medio de la pista, y la gente que salía de sus casas entre gritos y llantos. "Robert... mira como se caen esos muros!!!" Volteo a ver a mi amigo, pero ya no estaba, como un rayo se fue corriendo, "Oe mi casa..." fue lo ultimo que le oí decir", manifestó Joe Godoy.