La victima, Roberto Origüela lucha por su vida en el hospital Arzobispo Loayza tras presenciar una de las primeras explosiones en la fábrica de disolventes. El joven se encontraba trabajando en el local cuando inició el siniestro durante la fatídica tarde del jueves 3 de marzo que dejó más de 200 damnificados por almacén clandestino que operaba con presuntos insumos para el Narcotráfico.
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“Mi sobrino ha sido el más afectado porque ha sufrido quemaduras de tercer grado en la parte de la cara y brazo, mientras trabajaba en el local”, narró María Fermín, tía del joven de 23 años.
La madre de familia también comentó que su sobrino lo contrataron como chofer; no obstante, en el momento del incendio, él estaba movilizando los productos dentro del inmueble.
“Ordenaba los cilindros cuando el señor le dijo que los mueva, tenía que usar el montacargas. Al momento de prenderlo, estalló y le impactó en la cara”, agregó a la República.
Asimismo, la señora denunció que había llevado al herido hasta el hospital de San Juan de Lurigancho, pero no lo atendieron, por lo que tuvo que trasladarlo hacia la clínica San Juan Bautista, donde no pudo solventar los S/ 70.000 que le pidieron.
“Ahorita está en el hospital Loayza, los que pudieran apoyarnos se los agradecería de corazón. Él está muy grave, tiene 23 años y lo peor de todo es que no nos dan razón”,finalizó.
Cualquier apoyo para Roberto Origüela Fermín, se pueden comunicar con el número 936 102 800.
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