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Parque de las Leyendas: Los 'héroes' que protegen a los animales por cuarentena

Unos 25 cuidadores llegan al Parque de las Leyendas desde puntos distantes de Lima para velar por aquellos seres que son parte de sus familias en tiempos de coronavirus.

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En el Parque de las Leyendas también hay héroes. Un grupo de personas ejerce una gran labor en este centro de esparcimiento ubicado en San Miguel, a cargo de la Municipalidad de Lima, desde que se hizo efectiva la cuarentena por el coronavirus en Perú.

Son alrededor de 25 cuidadores los que cada día acuden a atender y dar alimento a los más de 1200 animales, los que son considerados parte sus familias.

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Uno de ellos es Francisco Tito, de 56 años, de un vigor y salud encomiables, quien vela por la seguridad de Domingo, la jirafa macho que mide casi 6 metros de alto y pesa 1600 kilos.

“Domi es como mi hijo. Le doy su alimento fresco y agua desde que llegó aquí a la edad de 2 años en el 2013”, asegura Francisco, quien todos los días sale de su casa en Villa El Salvador, a las 5 a. m., para atender no solo a la jirafa, sino también a los búfalos de agua, la avestruz, los emús y las cebras de Grevy.

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Al otro lado del Parque de las Leyendas, en la zona Costa, los pingüinos de Humboldt revolotean en el agua, bien alimentados y cuidados, sin ninguna preocupación ni estrés. Ellos viven el aislamiento social obligatorio a placer, gracias a la atención diaria de Paola Vela.

“Me encantan los animales, en especial los pingüinos, porque son sociables y les gusta estar en compañía. A pesar de la situación tan difícil que estamos viviendo en el mundo, ellos están tranquilos y yo me siento bien por eso”, refier la mujer, quien llega al Parque de las Leyendas desde Lince.

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En otro punto de la ciudad, en El Agustino, Alejandro Aliaga amanece con una sola idea en la cabeza: ¿nacerá hoy la engreída? No se refiere a una hija, nieta o sobrina; se refiere al próximo alumbramiento de una de las vicuñas que cuida en la zona Sierra, específicamente en el área denominada Pampas Galeras.

“A estas vicuñas las quiero mucho, las atiendo siempre para que estén bien de salud. Les realizamos diversos enriquecimientos para estimular sus sentidos como si estuvieran en su hábitat natural”, manifiesta el buen hombre.