México. El delirante deseo de rodar una película biográfica fue su perdición.
Desde la clandestinidad, el narcotraficante Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera (58) planeaba grabar un filme que contara la espectacular fuga que protagonizó el 11 de julio del 2015, por lo que ordenó a sus abogados contactarse con actrices y productores del mundo del cine.
Ese capricho del mafioso levantó una polvareda y fue la primera pista clave que condujo a los agentes de Inteligencia de las Fuerzas Militares de México a dar con su paradero en los distritos de Sinaloa, su tierra natal.
Así lo reveló la procuradora general de México, Arely Gómez González, al reconstruir los pasos que permitieron la recaptura del gran capo azteca.
Lo vieron con 2 mujeres
Según Gómez, las llamadas telefónicas de los abogados de El Chapo a algunos productores de cine permitió que los agentes militares descubrieran que se escondía en un rancho en el municipio de Pueblo Nuevo (Durango).
Era fines de octubre. Los comandos de la Marina iban a cazarlo pero Guzmán rompió el cerco de seguridad. Un helicóptero militar lo avistó en plena carrera pero no disparó porque iba con dos mujeres y una niña.
Tras esta huida, Guzmán se adentró en la Sierra Madre. Redujo su círculo de seguridad y limitó sus comunicaciones. Sus huellas, otra vez, se perdieron en la inmensidad del noroeste mexicano.
Su segundo error
Harto de la vida de montaña, cometió un nuevo error: se ocultó en zona urbana. Sin saber que era vigilado, uno de sus guardaespaldas lo llevó a una casa en la zona residencial de Los Mochis.
Un mes vigilaron la casa y el jueves atacaron con todo.
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