Jon Lee Anderson es periodista en zonas de guerra. Ha visto de cerca el sufrimiento humano en territorios en conflicto a lo largo de más de una docena de coberturas alrededor del planeta. Por eso hablar de Jon Lee Anderson es hablar de pasión y compromiso con el periodismo.
Este domingo a las 4 pm disertará sobre la crónica en la Feria del Libro de Lima.
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- ¿Cree que el periodismo que ud conoció está en vias de extinción en tiempos en que cualquier ciudadano difunde a través de las redes sociales e internet ?
(El periodismo) está contra la soga, para usar un término boxístico. No está en vías de extinción pero podría ir por ese camino. Por algo los autoritarios nos atacan. Todos los días Donald Trump ataca a la prensa de rigor porque ellos lo están fiscalizando. Él entiende que su archienemigo es la verdad y son los medios de rigor y seriedad y apela a la masa y la turba para ahogar, para vilipendiar y serruchar el piso a los medios. Ese es el gran riesgo por delante: convencer al ciudadano común que nosotros somos sus protectores, sus guardianes y que intentamos ser custodios de la verdad, siendo imparciales.
- ¿Cuál es el nuevo desafío del periodismo para la generación de periodistas que cada vez más ve la realidad a través de su computadora y sale menos a reportear?
El joven periodista que ha evolucionado así, no ha vivido la vida por si mismo, es decir lo ha vivido de manera virtual. Piensa que lo sabe todo porque lo ha visto en la pantalla. Y lo reconozco: yo puedo ver todo allí, pornografía, decapitaciones, mujeres dando a luz, todo lo puedo ver en los teléfonos. Pero esa es la torre de babel. ¿Acaso nos ordena y nos explica? ¿acaso el telefóno nos hace una curaduría?. ¿Cuál es la influencia de todo esto?. O sea, el periodismo es la noticia y el acontecer real en un mundo muy confuso y complejo. Y que confiamos en unos individuos para darnos una versión de lo que parece estar aconteciendo. Si nosotros no salimos a la calle y experimentamos en carne propia las cosas, corremos el riesgo de no sentir lo que sienten los demás.
- La falta de empatía
Exacto. Yo conozco a muchos periodistas jóvenes. Hace muchos años, uno me dijo: 'Jon, la diferencia es que nosotros lo hacemos de tercera mano. Tu has vivido una vida de frente a las cosas y eso es lo más dificil para nosotros, el llegar allí'. Una cosa es leer sobre los ashaninkas en la selva y saberlo y verlo en videos ¿pero acaso ¿hueles su realidad?, ¿has pisado sus aldeas?, ¿has sentido su humanidad?. No, no los has sentido, o a los mineros en los Andes. Hay que sentir y vivir con la gente. Hay que rozar hombros. Hay que abrir todos los sentidos que tenemos. Por algo el todopoderoso nos dio los 7 sentidos.
- Ud ha estado en diferentes conflictos y guerras, ¿alguna vez le ha ganado más el lado humano que el del periodista y ha tenido que elegir entre ser testigo como cronista o intervenir en una situación extrema?
Si claro, varias veces. Una cosa la tengo clara: si estás en una situación en la cual hay gente que está en peligro de sus vidas, uno es primero ser humano y hay que ayudar a esa gente. Lo de periodista, observador, es lo segundo en importancia. Me acuerdo un caso cuando junto con varios compañeros llegamos al sur de Libano, en la guerra de Israel contra Hezbolá, en el verano 2006 y durante varios días habían bombardeado varios pueblos. Nosotros fuimos los primeros en llegar. Llegamos y vimos cuerpos pudriéndose. Había una serie de gente vieja y discapacitada mentalmente que habían sido abandonados en sus casas. Éramos un grupo de 7 a 8 y cargamos a esas personas afuera. Era muy interesante porque todos nos dimos cuenta en ese momento que ese era nuestro deber. Podrían haber sido nuestras abuelas, tíos o sobrinos. Igual hicimos nuestra labor de cubrir la guerra.
- (Mientras escuchamos a Jon Lee, imaginamos ese instante de angustia en que tuvo que coger un fusil para salvar su vida)
"Hay momentos así: una sola vez tuve que tomar un arma y eso fue en un caso extremo en Afganistán en el 2007 en que yo estuve con un grupo y caímos en repetidas emboscadas de los talibanes. Era muy precario y duró varias horas. Cada vez que pensábamos que íbamos salir, empezaba la lluvia de balas. Finalmente, en la fuga en la zona, yo estaba en un jeep y en un grupo que iba muy rápido, al chofer se le pegó una bala y el de atrás que era un afgano estaba en shock pues no usó su arma y se lo agarré yo. Mataron a un tipo por delante del jeep. Empezó a caer bala por ambos lados del camino. Tomé el fusil Kaláshnikov de la persona de atrás, apunté y lo preparé porque era cuestión de mi vida. Pero no tuve que tirar. La polvareda pasó. Fue la única vez pero yo lo tenía muy en claro claro: a mí no me iban a matar".
- ¿Cuál es la guerra más corrupta que ud ha cubierto?
Quizá la de Irak. Cuando los norteamericanos llegaron con miles de millones de dólares en efectivo y se lo iban entregando sin mayor transparencia para hacer cosas y los que ganaron los contratos para alimentar a los soldados eran contratos a compañías en muchos casos muy vinculados con personajes principales de la administración Bush. O sea una corrupción que no se habla como corrupto, pero es corrupción. Cada plato de comida lo cobran a 60 dólares al Pentágono, esa compañía cuya gerencia y ejecutivos son ex (miembros del) Pentágono. Cada tres días, tienes que lavar el uniforme y eso lo cobran a 100 dólares, es decir la misma compañía. Entonces muchos soldados empezaron a privatizar y hacer tanto dinero y negocio que muchos oficiales norteamericanos salieron temprano como mayores y capitanes y se volvieron contratistas. En lo que es la política de privatización sea guerra o de otra índole hay mucha corrupción porque los que ganan las licitaicones tienden a ser el amigo o el pariente.
- La Premio Nobel de Literatura, Svetlana Alexiévich, que también escribe sobre la guerra, dijo una vez que esto le había afectado emocionalmente. ¿A ud también le ha pasado lo mismo: le afectó emocionalmente?
A veces sí. Me empezó a afectar mucho emocionalmente cuando empezaron a decapitar a amigos míos. Eso dolió mucho. No quería ni pensar en los conflictos de esas sociedades que cometen crueldades así. Uno paga un precio por hacer esto.
- Deja secuelas emocionales
Más bien deja heridas abiertas. Y es obvio: ¿acaso deberían cicatrizarse?. Algunas cosas no han de cicatrizarse y no se puede. Todo lo que experimentamos en la vida real es importante
- El escritor mexicano Juan Villoro dice que ud tiene un mapamundi en la cabeza. ¿Qué lugar no ha visitado aún y le gustaría conocer?
Si, la Antártida. Tengo muchísimas ganas de conocerla. Tengo otros lugares a donde quisiera ir pero ese está en el número uno en mi lista. Y es más, viajé a Chile hace 3 años e iba a ir a la Antártida. Llegué hasta Cabo de Hornos pero me quedé con las ganas. Ir a la Antártida es un viaje pendiente.
- Ud ha sido guardia en una cárcel, luego machetero en Honduras, también lavaplatos y obrero en construcción de casas y carreteras. ¿Cree estos oficios le sirvieron luego de alguna manera en sus miradas como periodista?
Sí, mucho porque me han hecho posible conocer a gente de toda índole. De ser su compañero de trabajo, de ver el mundo a través de sus ojos, de entender cuáles son sus percepciones y juicios y de entender que todas las personas, no importa su nivel de educación, su raza, su origen, su fe, su pertenencia a la tierra, tiene algo del cual puedo aprender yo. En un momento dado, un carpintero puede ser mi maestro porque sabe mejor que yo. Y sí me he puesto en múltiples situaciones, así que yo respeto al albañil, como se respeta a un profesor, él es el maestro, el que sabe operar una canoa en altamar. Él lo sabe, no yo. Esa es la diferencia entre poder sobrevivir o no en determinado lugar.
- ¿Por qué le fascina escribir sobre aquellos que logran el poder a través de las armas o la coacción.
Porque siento que ese es el mundo en que yo empecé a percibir a mi alrededor. Era un mundo convulsionado por conflictos y quería entender qué era lo que los motivaba y quería experimentarlo en carne propia para ver si me provocaba pensamientos o emociones de cómo prevenirlo. No sé si he llegado a tal revelación pero sí entiendo los matices de la organización de la violencia.
- La biografia "Che Guevara, un hombre revolucionario" marcó su carrera periodística. ¿Pero qué le hubiera preguntado al Che?
(Piensa). Muchas preguntas. Si él realmente creía que el hombre. (Silencio) bueno él tiene una dicotomía. En su pregón, que es por un lado llamar al nuevo hombre o mujer revolucionario que siente odio para tener fuerza y lidiar contra el enemigo pero a la misma vez dice que la revolución es para el amor. Entonces explícame Che, ¿cómo desarrollar el amor a través del odio'. Esa contradicción y ese conflicto me parece inherente para entender la ideología que él buscaba regar por la Tierra. Yo no tengo duda de que él (Ernesto Guevara) sí estaba inspirado por ideas nobles pero su metodología que era la guerra va en contradicción directa con esos ideales nobles. ¿Cómo una mujer u hombre puede forjarse un credo o doctrina del amor a través de la sangre y la guerra?.
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-Ud ha visto la peor cara de la especie humana. ¿Cree que a pesar de ese escepticismo, hay esperanza para un mundo mejor?
Cuando pensamos en un mundo mejor tendemos a pensar en los jóvenes. Porque los jóvenes no son moralmente corruptos. Ellos serán ese mundo.
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