Divertidísima oda a las jodas de Cronwell Jara Jiménez

Por: Jorge Ita GómezEs una joda. Una verdadera joya y gran oda a la joda. Tomo cargado con dosis de humor corrosivo altamente desacralizador e irreverente, de principio a fin, en su pluralidad de historias e intenso lirismo. ¿Y qué son las jodas? Más precisamente El manifiesto de las jodas (Lima, noviembre 2019, editorial Montacerdos oficial).En verdad, con certeza no lo sé decir. Sea quizás gaya ciencia, manifiesto lapidario o apologética a favor de la diatriba. Lo ignoro. Pero aquí están, estas son, las jodas del ingenioso hidalgo don Cronwell Jara Jiménez de la mancha, laureado escritor nuestro. En el buen sentido de la palabra, todo un clásico, en tapa dura y formato mayor, caracteres dorados o pan de oro con pintorescas viñetas y tipografía gótica.Divertidísimas. Caricatura ruin, figurita bien pintada de vicios, taras y costumbres o retrato fiel de las imágenes que refleja la vida delante de un espejo puesto. Que exagero. Cómo joden a tirios y troyanos palpitantes y jubilosas tomaduras de pelo del peine a un calvo entre sus páginas color avena. Clarinadas poéticas sacando cachita o festivas formas literarias intransferibles en su antigénero.Buen antídoto discursivo contra todo mal ánimo y de ojo. Constituyen o condensan toda una filosofía de vida necesaria y productiva que el ocio puro alientan. Cáustica y reflexiva, hilarante, portento de imaginación desbordada de episodios surrealizantes y desbordante dadaísmo lúdico en transfusión sanguínea de tradición y modernidad que, libre del pecado mortal del plagio, gana en originalidad. No sé, en fin, con precisión definirlo.Jodidísimo como él solo el autor pone a prueba de balas y estimula, sin subestimarlas, nuestra inteligencia e imaginación. Quizás sea todo esto junto en su brevedad: poema, horrible fábula, puro cuento chino, novela, crónica, teatro, ensayo, crítica cotidiana de lo absurdo o nada de todo esto que conmueve o deslumbra al mismo tiempo al leerlo con fruición.Microcosmos ficcional o real escrito en el idioma de Dios (siglos de silencio) con la leve pluma celestial de los ángeles. Suprema manifestación del excelso espíritu (nada) santo en batallas de mil y una noches, mañanas y tardes librescas (Oriente y Occidente) que se gastaban y nos viene legado punzante desde el patibulario Francois Villon, pasando por nuestro abuelo dinamitero Francisco de Quevedo y Villegas hasta (re)des-cubrirnos con las centenarias hojas de Parra: antipoeta y adámico.Ay, ya ni sé bien decir siquiera lo que es. Así que ya no me pregunten más que me jode harto lo de ir por aquí y por allá jodiendo por el mundo a la gente, con toda esta sarta de preguntaderas acerca de la condición humana del artista y el largo rosario de monje atormentado de su angustia existencial en la escena contemporánea.

HE AQUÍ UNAS DIVERTIDÍSIMAS MUESTRAS 

Yo aquí, tú allá

Yo, aquí, fiel a ti, en Perú-Arequipa, amor; y tú, allá,en Holanda, Alemania, España-Madrid; y quién sabe, amor.Yo, aquí, haciéndote poemas y poemas de amor, amor;y tú, allá, haciendo el amor sabe Dios con quién sabe.

Arte de levitar¡Santísimo! ¡Es un milagro! La abuela aprendió las artesde levitar. Se ha elevado por lo menos a un metro delsuelo… ¿Ingresamos a su santa habitación?

-No… Cuelga de la horca.

AmorLoca de amor, hipnotizándolo, la mujer en súplicas seenroscó en él, hecha una víbora entre besos y flores…DesnudaLa he visto tenderse desnuda ante mí y abrirse amorosacomo una flor de nupciales pétalos ante un insecto. Sé quela tarántula luego me devorará…Relámpago¡Relámpago! Y en el cielo de mi pecho: revoló un centenarde Ángeles alados flechando a un dragón de fuego, apenasme dijiste: sí, ¡te quiero!La espadaAfilada en el rencor y los celos, ensangrentada de amory clamando venganza, la espada ingresó hondamente ala vaina…Amor a primera vistaÉl iba en silla de ruedas; ella iba en silla de ruedas.Se vieron y luego todo fue un amor a primera vista.Tuvieron hijos. Dos hermosas sillitas de ruedas.Doris, la hermosaDoris juró no verse jamás en un espejo. Pero, cumplidoslos cincuenta años, rompió su palabra. Y también el espejo.MarianelaAl verla tan linda tropecé en su sonrisa: y quedé colgadode la horca.

(C.J.J.)

Cronwell Jara Jiménez, en visita a la redacción.