Natacha peruana clava a patrones

Una empleada doméstica peruana presentó una demanda judicial por más de un millón de dólares contra una pareja de funcionarios de las Naciones Unidas, también peruanos, por explotación y engaño.

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Una empleada doméstica peruana presentó una demanda judicial por más de un millón de dólares contra una pareja de funcionarios de las Naciones Unidas, también peruanos, por explotación y engaño.

Según publica La Prensa, Prudencia Mendoza trabajó durante siete años para Juan Carpio Málaga y su esposa Gina Carpio, dos funcionarios del Departamento de Asuntos de la Asamblea General y el Departamento de Operaciones de Paz de la ONU en Nueva York.

Los Carpio llevaron a Mendoza desde Lima en 1997, ofreciéndole trabajo como niñera de su hijo de 15 meses y un sueldo mensual de 300 dólares, además del seguro médico. Asimismo, le prome-tieron pagarle un pasaje por año para que visite a su familia en Perú. Mendoza recibió una visa G-5, que se entrega a empleados domésticos de trabajadores de Naciones Unidas. Según la demanda, la empleada fue despojada de su pasaporte y obligada a trabajar siete días a la semana, con jornadas de 12 o más horas.

Le pagaron un ripio

Según el tiempo trabajado, el dinero que recibió Mendoza al cabo de 7 años (unos 24.280 dólares) equivale a un pago de 0,50 dólares la hora, muy por debajo del mínimo legal. Según la demanda, una semana después de regresar a Nueva York en junio de 2004, los Carpio le negaron el acceso a la casa y la despidieron. Ahora la empleada está decidida a todo con tal de recuperar su dinero.

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