Mónica Cabrejos: No hay que olvidarse de las locuras de amor

Mónica Cabrejos señala que el romance y el placer de enamorar parecen cosa del pasado. El joven y el oso de peluche gigante que hicieron noticia en la semana representan el bastión de un tiempo olvidado.

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Locura de amor nunca debe faltar en una relación
Locura de amor nunca debe faltar en una relación

Las relaciones adultas en estos tiempos –propio de la vida moderna– se han mecanizado; la mayoría prioriza el trabajo, los ascensos profesionales, el bienestar económico y el placer. Incluso, la misma idea de tener hijos es postergada por muchas parejas hasta conseguir la madurez (de los años y/o económica).  En estos tiempos nos queda la sensación que enamorarse es un acto pasado de moda. 

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Las nuevas formas de relacionarse entre los jóvenes ahora representan múltiples posibilidades  románticas sin que estas signifiquen compromiso y monogamia obligatoria. La innovación amorosa ha alborotado el campo de la pasión a tal punto que lo ha convertido en un ámbito  flexible, relajado y popular. 

Los chicos de ahora se conocen, se enamoran en un día y terminan al siguiente con una simplicidad sorprendente. Se relacionan sin apego, con la cabeza fría, priorizando la búsqueda del placer carnal, social y personal, sin necesidad de enmarcarse dentro de lo tradicional. Procuran la amistad y el sexo dejando de lado el romanticismo.

Amigos con derechos, salientes y compañeros sexuales son las tendencias modernas para relacionarse; las preferencias van desde lo más común como relacionarse entre heterosexuales u homosexuales; los más innovadores se vuelven pansexuales abriendo un abanico de posibilidades sin discriminar la posibilidad de ser feliz con cualquier ser humano sin importar el género y luego siguen los poliamorosos, tienen la capacidad de amar a varias personas al mismo tiempo.

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Quizás por todo esto nos resulta tan llamativo que un muchacho de 18 años sorprenda a su amada con una locura de amor en una estación del metro de Lima. En definitiva, nos hemos olvidado del romance y del placer del enamoramiento, el cortejo amoroso es cosa del pasado.  

No recuerdo ni siquiera cuándo fue la última vez que el romance me sorprendió. Y ustedes, amables lectores, recuerdan cuándo fue que el amor los enamoró solo con detalles. Enamorarse siempre es un privilegio reservado solo para los valientes.    

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