Mónica Cabrejos habla sobre los amigos con derechos a roce

Mi amigo Marcelo es un hombre de mundo, ha vivido en varios países y se ha nutrido de diversas culturas. Asegura saber mucho de mujeres y de la forma correcta de relacionarse con ellas para no enredarse. Sin ser un patán ni un engañador de féminas, sabe qué busca y cómo lo consigue sin mentir y sin jurar amor por sexo. 

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Marcelo asegura que los estadounidenses fueron pioneros en la práctica de innovar las relaciones, para las cuales usan sobrenombres y siglas muy divertidas para clasificar cada una de las nuevas y caprichosas categorías del amor o ¿del sexo? 

La primera categoría es denominada choque y fuga. Consiste en tener sexo casual sin planificarlo, luego del encuentro cada quien sigue su camino. Sexo responsable, inmediato, ligero y relajado. Cero ataduras, sin ningún riesgo y de rápido olvido. Luego de una noche de placer, si te vi no me acuerdo. Luego de un choque y fuga puede surgir buena química, podrían repetirse los encuentros y hasta entablar un acuerdo carnal al que suele llamarse sex partner (compañero sexual), a quien solo buscas –sin tapujos ni vergüenzas– exclusivamente para tener sexo, sin siquiera una relación de amistad.  

Lo único que se comparte con un sex partner es la cama, los orgasmos y el placer, una vez consumado el acto no hay abrazos, complicidad ni ternura.Hasta la próxima vez en que cualquiera de los dos llama en busca de placer.

Luego están los amigos que acuerdan tener sexo casual, los bien llamados amigos con derecho. Nacen como friends with benefits (FWB) y son los que más posibilidades tienen de convertirse en enamorados o novios porque a diferencia del anterior caso, los amigos con derechos comparten más que la cama.Surgen de la base de una amistad real, del compartir día a día y luego deciden tener intimidad siempre como amigos. En la actualidad muchas de las relaciones de parejas formales han nacido de una relación de amigos con derecho, quienes luego de conocerse bien han decidido compartir sus vidas.      

Es común que la mayoría de mujeres idealicen el sexo, por eso –al choque con la visión masculina– esta es la causa de andar con el corazón roto y con la eterna sensación de ser utilizadas sexualmente. Y aunque muchas veces los hombres por temor a no lograr su objetivo disfrazan sus verdaderas intenciones, finalmente somos las mujeres quienes decidimos o nos enfrascarnos en una aventura como el choque y fuga o hacer caso omiso a sus pretenciones.  

Lo único condenable es jurar falso amor por sexo.