Tailandia: Padres científicos congelan a su hija muerta con el deseo de revivirla “algún día”
La pareja de científicos tailandeses decidieron congelar criogénicamente el cerebro de su niña de 2 años después que murió de cáncer cerebral en el 2015.
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No hay dolor más grande que la pérdida de un hijo. Y eso lo sabe perfectamente Sahatorn Naovaratpong, un científico de Tailandia, quien junto a su pareja tuvo que ver morir a su hija de tan solo dos años producto de un maligno un cáncer cerebral en el 2015.
Tras el deceso de la menor, ellos tomaron la increíble decisión de congelar criogénicamente el cerebro de su pequeña hija con la esperanza de que “algún día” la ciencia pueda encontrar la cura del ependimoblastoma, una forma de cáncer poco común, y así ella pueda regresar junto a ellos.
La historia ha asombrado al mundo entero porque la menor Matheryn Naovaratpong, conocida de cariño como Einz, se ha convertido en la persona más joven en ser preservada por criogenia. Su caso ha sido tan popular que Netflix lanzó un conmovedor documental sobre su vida llamado Hope Frozen: A Quest to Live Twice, el pasado 15 de septiembre.
“El documental revela a una familia en duelo que busca respuestas no solo del budismo, sino también de su profunda fe en la ciencia. (...) No solo permite que la audiencia reflexione sobre sus propias creencias, también nos hace considerar hacia dónde nos gustaría que se dirigiera la sociedad a medida que avanza la tecnología en este ritmo increíble", explicó el periodista Pailin Wedel, quien es uno de los directores del film.
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La terrible enfermedad de Einz
La menor de 2 años entró en coma por culpa de un tumor de 11 pulgadas ubicado en el lado izquierdo de su cerebro. Los doctores tuvieron que extirparle la mitad de aquella masa maligna perforándole el cráneo.
Sin embargo, eso solo era el principio, pues luego se le realizaron 12 cirugías cerebrales, 20 tratamientos de quimioterapia y 20 sesiones de radioterapia para tratar de vencer a la mortal enfermedad, incluso en el proceso perdió el 80% de su cerebro izquierdo, lo que paralizó el lado derecho de su organismo.
Para noviembre de 2014, el cáncer se había extendido hasta su tronco cerebral, y para el 8 de enero del 2015 sus padres decidieron acabar con el sufrimiento de su pequeña contra la poderosa enfermedad.
"Entre la familia y otros parientes jugamos con ella y la celebramos antes de liberarla del sistema de soporte vital, sacamos ese peso de sus hombros a las 18:18. Las células de cáncer y otras células de su cuerpo han sido guardadas para estudios posteriores”, afirmó el padre de Einz.
Tras ello, expertos de Alcor Life Extension Foundation, con sede en Arizona, realizaron el proceso de preservarla criogénicamente en un Bigfoot Dewar, un contenedor de acero inoxidable aislado y al vacío que está lleno de nitrógeno líquido a -196 ºC, a la espera de una cura para volver a la vida.
Cabe resaltar que la pareja ha tenido otra hija y se llama Einz Einz, quien crece al lado de su hermano adolescente, Matrix. Ellos aseguran que esta niña les ha ayudado a “sanar enormemente” tras la muerte de su primera hija. No obstante, no pierden la oportunidad de que su Einz “pueda vivir otra vez”.
"Fue nuestro amor por ella lo que nos empujó hacia este sueño de la ciencia. Seguramente nuestra sociedad se está moviendo hacia un nuevo tipo de pensamiento que puede aceptar esto”, señalaron a la BBC.