Rivelino Carassa revela que su papá bautizó a sus hijos con nombres de famosos: “Era hincha del brasileño”
Uno de ellos incluso lleva el nombre del boxeador Alí. Fue defensa, jugó en Boys y otros equipos. Una vez le rompieron el pómulo y no lo operaron porque no había plata.
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Lleva el nombre de un crack de élite brasileño porque su padre es su hincha, pero es chalaco nacido en el barrio de Corongo. En efecto, responde al nombre de Rivelino (como el campeón mundial en México 70) y tiene como apellidos, Carassa La Rosa.
Durante su carrera en el verde césped, entre 1993 y 2010, solía jugar de defensa central y siempre ponía alma, corazón y vida. Así lo hizo en Sport Boys, en el que apareció y es el club de su vida, y en los otros equipos que lo tuvieron en sus filas.
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—¿De qué barrio eres?
—Soy de Corongo, en el Callao. En la zona del colegio 5039 había una canchita y allí nos juntábamos los chicos. Recuerdo al Chino Huamán, el Cuto Guadalupe, Tony Alguedas, el Nene y Alejandro Alguedas, Orlando Hernández y el zurdo Carmen, que jugó en Yurimaguas. Íbamos a distintos festivales.
—¿Siempre fuiste defensa?
—No. En mi barrio era delantero, pero en mi crecimiento futbolístico pasaron algunas cosas que hicieron variar mi posición en el campo. Voy a una prueba a Alianza Lima por gestión de Tony Alguedas y el Cholo Castillo me pone de central y la hago bien. Voy a un partido en el Aelu y el profesor Pitot me pone de delantero, pero en Boys con los profesores Cachetada Solís y Chalaca, juego de central.
—¿Tu nombre tiene algo que ver con el futbolista brasileño Rivelino?
—Sí. Mi padre era hincha de la selección de Brasil, a mí me pone Rivelino y a mis dos otros hermanos, Danilo y Nilton, que también eran jugadores brasileños. Un cuarto hermano se va al boxeo y le puso Mohamed, en honor a Alí.
— ¿Es verdad que tenías algo de Rivelino?
—Sí, el nombre, ja, ja, ja... No te pases, él era de otro planeta.
—¿Eres conocido con dos apodos? ¿Con cuál te quedas?
— Acepto los dos. Rive, me colocaron cuando llegué al Boys, y cuando llegue al Melgar, con 30 años, jugué con los chicos Arismendi, Gárate, Coaguila, Calcinay Aubert, que me decían Tío.
Debut con goleada
—Debes tener muchos recuerdos de tu debut profesional, ¿no?
— Sí. Parece que fue ayer. Debuté contra Defensor Lima que tenía al Loco Dávila, Ramón Perleche, Kajat, Bassa y el Cholo Jiménez. Ganamos 5-3.
— ¿Con quién hacías pareja en la zaga central?
—Con Pedro Requena de quien aprendí mucho, pues él tenía 30 años y yo 17. Pedro era un jugador muy elegante que te sacaba la pelota limpia. En el arco estaba el paraguayo Jacinto Rodríguez.
—¿Cuánto te pagaron en tu primer contrato?
—A ver... 750 soles, de los cuales 600 le di a mi madre y el resto me lo quedé para comprar unas zapatillas para entrenamientos y pasajes. Pero a mitad de año el directivo del Boys, Beto Levy, me dio 1.500. Firmé después un contrato profesional de dos años, pero ya en dólares.
—¿Cuál es el balance de tu carrera?
—Disfruté como hincha mi permanencia en Sport Boys, pero eso no quita que también recuerde mis grandes momentos con Melgar, en el que estuve cinco años; el Pesquero de Goyo Bernales, Ader Cruz, Chicho Salas, Balán Gonzales; con Municipal, que no me cumplieron en lo económico y Wanka. Me retiré en Boys el 2010.
—¿Recuerdas algún gol especial?
—Fueron pocos, los cuento con una mano, ja, ja, ja... Uno que le hice con Sport Boys a la “U” en el Miguel Grau. Lo recuerdo porque mi padre estaba pasando una etapa difícil y ese tanto lo levantó. También uno en Arequipa al Alianza cuando jugaba en Melgar, fue de cabeza ante pase de Soto.
—Recuerdo que en un cotejo con Boys te rompieron el pómulo.
—Fue el 2010, en el partido con César Vallejo. El delantero Roberto Demus, por ganar un balón, va con el codo en alto y me rompe el pómulo. Caí al suelo, pero con todo el dolor me paré a seguir jugando y ahí nomás terminó el partido. En Boys todos festejaban la victoria de 2-1 y a mí me estaban trasladando a una clínica.
—¿Pasaste por el quirófano?
—Me iban a colocar una plaquita en la cara, pero en el club no había plata. Así que con todo el dolor regresé a casa, pero sentía que tenía un hueco profundo. Pasaron unos días y el doctor me dijo que se había formado un callo y si no quería, no me operaba, y así pasó.
—¿Regresaste a jugar?
—Después de un mes empecé a trabajar con mascarillas, pero el dolor era intenso. Fue ahí que el técnico Miguel Company me preguntó si estaba pensando en el retiro. Le respondí que sí y que había estudiado cuando estaba en Arequipa.
—¿Entonces el retiro ya estaba sentenciado?
—Conversé con mi esposa e hicimos un balance de mis lesiones (operación a los meniscos y tendón de Aquiles), dijimos basta y me retiré a los 35 años.

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Como entrenador
—¿En Boys hiciste tus pinitos como entrenador?
—Sí, empecé en Segunda en Boys junto con David Zuloaga, y después trabajé solo.
—¿Por qué años después te desligaste del cuadro porteño?
—Sucede que estaba alejado del tema del Boys porque tuve inconvenientes con el administrador Johan Vásquez, quien también desapareció al chino Huamán. Puse mi academia (Sport Callao) y trabajé en el Gobierno Regional del Callao.
—El año pasado dirigiste al equipo femenino.
—Ante la salida de Vásquez llegó Martín Hidalgo y me ofrece agarrar el equipo femenino del Boys. Intenté ayudar pero el equipo estaba mal, se bajó y ahorita estamos reestructurando todo lo que es división femenina. Sé que pronto regresaremos a Primera.
Periodista de Universidad Inca Garcilaso de la Vega. Vivo con el deporte y me gusta la música.







