Luis Molina: "Iba servir a la Marina, pero el fútbol fue primero"

Tenía 16 años y a una semana antes de irse a servir llegó un dirigente le ofreció jugar en su equipo y arregló sus papeles.

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Fue  Molina un lateral que destacó en los equipos que  lo tocó actuar.
Fue Molina un lateral que destacó en los equipos que lo tocó actuar.Fuente: facebook - Crédito: Luis Molina

En la década de los 90 y en la primera del nuevo siglo, Lucho Molina Caycho hizo carrera en el fútbol. Pasó por Yuimaguas, la “U”, Alianza Lima, Cienciano, Boys y otros clubes, además de la Selección.


Jugaba de lateral izquierdo y hoy, con 52 años, desempolva sus recuerdos, desde sus inicios hasta su retiro, sin olvidar su presente.

-¿De qué barrio eres?
-Me crié en la Calle del barrio 10 en Plaza Túpac Amaru, en Ventanilla. Ahí jugábamos nuestras pichanguitas y las banquetas eran los arcos.


-¿Qué pasaba si la gente se metía en el campo?

-Muchas veces se sentaban y le pedíamos amablemente que se vayan a otra banca.


-Los partidos serían intensos, ¿no?
-Salía de mi casa en la mañana y no entraba hasta la noche. Recibía mi “tate quieto”. Desde que estaba en primero de secundaria en el Colegio Nuestra Señora de Belén (primaria en la Escuela 5053 Víctor Andrés Belaunde) jugué para la selección y me había puesto como meta que a los 18 a 19 jugar en Primera.


-¿Y fue así?
-Pasó un hecho anecdótico. Cuando terminé la secundaria, estaba listo para ir a la Marina porque no tenía los medios para arreglar mis papeles… Caballero, tenía que ir a servir.


-¿Fuiste?

-Pensaba que podía jugar en el equipo de la Marina. Ya me hacía la idea de vivir en altamar, en los buques. Pero justo una semana antes, tocan la puerta los dirigentes del Defensor Ventanilla y me piden jugar por ellos. Les dije que no iba poder.

¿Qué hicieron entonces?
-Ellos se encargaron de arreglar mis papeles y ya no fui a la Marina, sino que me dieron mis zapatillas North Star y buzo y listo, el contrato. A los 16 años fui campeón de Primera con Defensor Ventanilla.

Saltó a Primera


-¿Y cómo se da tu ingreso a la Profesional?
-En la Segunda Profesional se encontraba el Yurimaguas de Ventanilla, que era dirigido por el chileno Miguel Ángel Arrué, quien me dio la oportunidad de estar en el equipo. No fue fácil porque en el puesto estaban Hugo Mendoza y Antonio Landauri. Estábamos disputando el ascenso en el estadio San Martín (hoy Alberto Gallardo) con la Republicana. Arrué me dio 10 minutos y la rompí, de paso, ascendimos a la Profesional.


-¿Y cómo fue tu debut en Primera?
-Mendoza se va a Mannucci y Landauri pasa a jugar de central, entonces me dejaron el camino libre. En la temporada 90-91 fui considerado el jugador juvenil revelación, lo que me valió para que el entrenador Fernando Cuéllar me convocara para el Preolímpico de Paraguay en 1992.


-¿Así de fácil?
-No, no fue fácil, porque el Gato Cuéllar convocó a 100, tuve que luchar y al final quedé entre los 25. Recuerdo que estaban en ese equipo los porteros Marrou y Francisco Pizarro, también Juan Reynoso, Frank Palomino, José Soto, entre otros.


-¿Qué vino después?
-Tras el Preolímpico, me jaló Universitario, pero nunca llegué a jugar por un incidente con el técnico Iván Brzic. Jugando en Yurimaguas, Daniel Peredo me entrevista y me hace la pregunta: ¿Si estás en un bote que se hunde y tienes que salvar a uno, a quién lo haces, a Arrué o Brzic”. Mi respuesta fue Arrué, porque a Brzic no lo conocía.


-¿Solo por eso te excluyó?
-Sí, cuando llegué al Lolo Fernández, me dijo: “¿Eres Lucho Molina?”. Sí, le respondí. Entonces todo sarcástico me dijo: “Está verde que juegues conmigo”. Y así fue. Era el suplente de Octavio Vidales.


-Si sabías que no ibas a jugar, ¿te quedarías?
-A medio año pedí la resolución de contrato y firmé por Alianza Lima con Arrué. Pero la historia tampoco terminó bien, porque a pesar de haber sido titular ese año y tener contrato, me sacaron.


-¿A dónde te fuiste?
-A Cienciano, pero después de dos temporadas, Juvenal Silva me pide que me va a reducir mi sueldo en 50% por mis constantes lesiones. Entonces me fui al Unión Huaral. Y, cómo son las cosas del fútbol, en Huaral le dimos la mano a Cienciano para que pueda participar en la Copa Sudamericana del 2003 que ganó.


 -¿Cómo fue esa ayudita?
-Nos tocó jugar con Alianza Atlético, que si nos ganaba, este equipo clasificaría, pero nosotros ganamos y Cienciano ganó el cupo.


 -¿Cuándo fue tu retiro?
- Estuve casi dos años sin jugar por una lesión en los meniscos y ligamentos. Yo le decía al doctor, cuándo voy a jugar y él me respondía que me preocupe primero en caminar y hacer mi terapia. Jugué desde el 2006 en Deportivo Garcilaso y me retiré a los 39 años.

Técnico de menores


-¿Qué hiciste entonces?
-Saqué mi carnet para entrenador en la Federación Peruana de Fútbol y tuve durante 7 años una academia en Cusco para menores de hasta la Sub 12.


-¿Sigues en el Cusco?
-Tras la pandemia tuve que cerrar todo y agarrar mis cosas y venir a Lima. Aquí tengo una escuela de fútbol con niños talentosos. También trabajo con mi carro para una empresa que distribuye laptops y computadoras a las oficinas.


-Este momento lo compartes con la familia, evidentemente.
-Con mi segundo compromiso, con mis seis hijos y mis dos nietos, que son mi adoración.

SOBRE EL AUTOR:

Periodista de Universidad Inca Garcilaso de la Vega. Vivo con el deporte y me gusta la música.

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