Los deportistas con más medallas de la historia de los Juegos Olímpicos [PARTE I]

Los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 ya están en marcha y tras el final de la ceremonia de inauguración cayeron las primeras medallas. La presea dorada es la gran obsesión de todo deportista que participa en este mega evento deportivo, pero solo algunos pueden cumplir con el tan anhelado sueño. Sin embargo, hay deportistas que han trascendido en el tiempo por la cantidad de medallas que se colgaron. En esta primera parte veremos a los deportistas con más medallas en los Juegos Olímpicos.

EL HIJO DEL VIENTO

El estadounidense Carl Lewis ganó diez medallas en cuatro Juegos Olímpicos, nueve de ellas de oro. En sus primeros Juegos emuló los cuatro oros de Jesse Owens en Berlín 36’. Siempre ganó en el salto de longitud.
Lewis es, posiblemente, el mejor atleta de todos los tiempos. Si hay un deportista cuyo nombre puede ir ligado a perpetuidad con la mayor cita deportiva del mundo, es él.
Apodado ‘El Hijo del Viento’ por su velocidad en su prueba fetiche, los 100 metros lisos, y por su imponente salto en longitud, Lewis dominó en sus disciplinas durante los años ochenta y se mantuvo en la élite en los 90 hasta que se retiró tras los Juegos de Atlanta.
Lewis debutó en Los Ángeles 84’ por la puerta grande al ganar cuatro medallas de oro: 100 y 200 metros lisos, 4x100 y salto de longitud. Las mismas que en 1936 obtuvo Jesse Owens en Berlín y que nadie había podido igualar hasta la fecha.
En Seúl 88’, repitió oro en salto de longitud siendo el primer atleta en la historia en revalidar el título, y logró la plata en los 200 metros lisos, su única presea olímpico que no fue de oro.
Un metal que también recogió en los 100m, pero que luego sustituyó por el de oro después de conocerse que Ben Johnson, se dopó para ganarle.
En Barcelona 92’ y con 31 años, una edad avanzada para la velocidad, no pudo competir en los 100m al no clasificarse en las pruebas de selección de su país, y menos en los 200m.
Donde sí participó fue en el relevo 4x100, donde volvió a ganar el oro como ocurrió ocho años antes en Los Ángeles y, por supuesto, ganó en salto de longitud.
En Atlanta 96’, Lewis con 35 años volvió a sorprender al mundo al ganar por cuarta vez consecutiva el oro en longitud. Solo el lanzador de disco Al Oerter y el regatista Paul Elvstrom lo habían logrado en sus respectivas disciplinas, lo que habla de la grandeza de la hazaña.

LA NIÑA 10

La rumana, nacionalizada estadounidense, Nadia Comaneci revolucionó la gimnasia con apenas 15 años al lograr el primer 'perfect ten' de la historia.
En los Juegos Olímpicos de Montreal 1976, donde ganó tres preseas de oro, uno de plata y uno de bronce, se coronó como la reina de esos Juegos al obtener hasta siete diez, algo nunca visto en la historia de la gimnasia.
Ante la incredulidad de todos, obtuvo un diez, la máxima puntuación posible, en asimétricas, durante la competición por equipos. Nunca en la historia se había visto cosa igual.
Tanto así, que los marcadores electrónicos sólo tenían un dígito para los números enteros y dos para los decimales, por lo que tuvieron que escribir un 1.00. Eso no significaba que hubiera sacado un punto. Era un 10 en toda regla.
Pero el hecho que la elevó a la categoría de mito fue que recibió la puntuación máxima hasta en seis veces más: tres por equipos, dos en el concurso individual y otra en la final de barra.
A base de dieces cayeron las medallas. La más importante, la del concurso general, donde ganó el oro para demostrar que era la más completa.
Esta medalla la repitió en las disciplinas de asimétricas y de barra de equilibrio. Sólo pudo ser plata en el concurso por equipos porque pese a su gran actuación -recordamos, tres dieces- las soviéticas fueron mejores que sus compañeras, y bronce en suelo.
Comaneci participó también con éxito en los Juegos de Moscú 80’ aunque su figura no destacó tanto porque se encontró con la alienación de los jueces con las soviéticas, que competían en casa, y con una dolencia en la ciática que le provocaba fuertes dolores en sus piernas. Pese a todo, pudo ganar en suelo y repetir su victoria en barra de equilibrio, además de lograr la plata por equipos y en el concurso general.

EL FINLANDÉS VOLADOR

Paavo Nurmi fue la primera gran figura de los Juegos Olímpicos y, hasta la fecha, es el atleta con más medallas. Tiene más oros que todos y es el séptimo deportista con más medallas.
Participó en los Juegos de Amberes 1920, París 1924 y Ámsterdam 1928 y no llegó a Los Ángeles 1932 porque lo acusaron de haberse hecho profesional, algo que por entonces estaba prohibido.
Su resistencia sobrehumana le hizo ganar 12 medallas, nueve de ellas de oro y tres de plata, repartiéndolas por diferentes pruebas.
Y es que hasta en nueve disciplinas diferentes obtuvo medalla el llamado 'Finlandés Volador', además de los récords del mundo que batió, más de 25 en distancias tan dispares como los 1.500 metros o los 20 kilómetros.
Conserva aún el récord de medallas de oro en unos mismos Juegos para un atleta, con cinco. Por todos sus logros está considerado como el mejor fondista y mediofondista de todos los tiempos.
Durante el servicio militar se dio cuenta de que tenía capacidades para el atletismo. Así llegó a los Juegos Olímpicos de Amberes donde arrasó con tres medallas de oro en 10 mil metros, 8 mil metros de campo a través y 10 mil metros en campo a través por equipos. Su único lunar fue la plata en los 5 mil metros, prueba en la que debutó.
Sin embargo, su gran explosión llegó en París cuatro años más tarde. En la capital francesa no tuvo rivales y ganó cinco medallas de cinco.
Ganó el oro en todo lo que participó: 1.500, 5 mil -esta vez sí-, 5 mil en campo individual y por equipos y 3 mil por equipos. Y no revalidó el título de 10 mil porque su comité no le dejó correr pensando en su integridad física.
No sólo fue el hecho de ganar, sino también cómo lo hizo. Por ejemplo, el 1.500 y el 5 mil los ganó el mismo día batiendo sendos récords del mundo con sólo media hora de diferencia.
En Ámsterdam llegó con 31 años, pero aun así ganó tres medallas más. Volvió a ganar el 10 mil y logró las platas en 5 mil y en 3 mil con obstáculos, prueba que antes no había disputado.

EL HÉROE DE BERLÍN

Los Juegos Olímpicos de Berlín estaban destinados a ser de los deportistas de raza aria. O, al menos, eso pensaban Adolf Hitler y los nazis, sin embargo, Jesse Owens se encargó de demostrar que se equivocaban a través del esfuerzo y de su portentosa actuación en la capital alemana, donde ganó cuatro medallas de oro.
Comenzó su andadura en el atletismo en la universidad, donde destacó muy pronto gracias a sus cualidades físicas y a un entrenador con buen ojo.
Con ese currículum se presentó en Berlín donde compitió sin complejos, ajeno a todo lo que se decía en el plano político, a pesar de que sus actuaciones eran motivo de debate.
El 3 de agosto se impuso en los 100 metros lisos batiendo el récord del mundo. Un día después hacía lo mismo en salto de longitud. El 5 de agosto barría en los 200 metros lisos. Y remató la faena con el 4x100 el 9 de agosto.
Para la historia quedará su segunda medalla, la de longitud. En la final batió al teutón Lutz Long, la gran esperanza de Hitler para derrotar al deportista de origen africano del que ya se hablaba mucho en Berlín.
Tras los Juegos, Owens se vio obligado por su Federación a hacer un Tour por Europa para recaudar fondos que costearan el viaje a Berlín. Sin apenas dinero para comer, malos hoteles y una paliza de viaje, se rebeló y decidió ir por su cuenta. Se hizo profesional y sacó dinero con competiciones absurdas, como carreras contra caballos en hipódromos de Miami y La Habana, que le valieron el apodo de 'El Antílope de Ébano'. Más tarde se hizo bailarín y acabó enrolándose con los Harlem Globetrotters.