5 hábitos en los niños que generan una mala mordida y dientes chuecos

La maloclusión dental (mala mordida) es un problema bucal muy frecuente en los adultos, pero, sobre todo, en los niños. Esto ocurre cuando no hay una adecuada relación entre los dientes del maxilar inferior con el superior pues estos están girados y rotados (torcidos y/o fuera de su ubicación natural).

Según Brenda Vergara, Directora de EAP Odontología de la Universidad Norbert Wiener, existen diferentes factores y hábitos en la niñez que pueden derivar en una maloclusión dental, por ello es importante la prevención y tratamiento a temprana edad.

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Por ello, Vergara menciona 5 hábitos que deben ser eliminados para evitar este problema en la adolescencia y la adultez.

1. Succión digital (Chuparse los dedos)

La succión continua de los dedos puede deformar el orden natural de los dientes debido a la presión constante. Por ello,  es importante evitar que se convierta en un hábito, sobre todo pasado los tres años.

2. Uso prolongado de chupones y biberones

Al igual que con los dedos, la succión de chupones o el uso prolongado de biberones puede resultar perjudicial para la correcta conformación de la dentadura de los niños. El uso controlado de estos objetos será crucial para preservar una buena mordida.

3. Morder objetos duros

Morder objetos duros como juguetes puede ocasionar no solo el movimiento de las piezas dentales sino la pérdida de ellas y por ende la modificación inadecuada de la dentadura.

4. Onicofagia (Morderse las uñas)

Este mal hábito puede alterar la posición de los maxilares provocando un cambio innecesario en la formación de la mandíbula y por ende, en la mordida. 

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5. Respiración Inadecuada (Respiración por la boca)

Este hábito involuntario producto de problemas respiratorios como hipertrofia de amígdalas, desviación del tabique nasal, alergias, entre otros, puede generar problemas también en la posición o alineamiento dental.

La ortodoncia es uno de los tratamientos correctivos más comunes para los problemas de maloclusión dental.

Este proceso, que suele durar algunos meses en casos simples y años en casos más severos, es bastante eficaz. Para problemas de mayor envergadura se puede recurrir a cirugías correctivas para tratar la diferencia ósea de los maxilares. Los tratamientos varían de paciente a paciente y siempre deben ser recomendados por especialistas dentales.