Rosario Espinoza B.
Muchos niños se han acostumbrado a dormir junto con sus padres, quienes al verlos temerosos de dormir solos, terminan acostándose con ellos. Sin embargo, nos preguntamos si es lo más recomendable para el desarrollo de nuestros hijos.
Según el psicoterapeuta Daniel Zevallos, el niño debe dormir solo a partir de los cuatro meses. Sin embargo, sí es indispensable y fundamental que el menor desde los tres años duerma en su propia cama porque en esta estapa empieza a formar su individualidad y su seguridad.
“Es necesario enseñar a los niños nociones de privacidad desde la más temprana edad. Cuando todavía son bebés se puede hacer algunas concesiones, pero a partir de los 3 años, dormir con los padres, puede hacer que el niño no desarrolle su individualidad ni la seguridad en sí mismo”, refiere el especialista.
IMPORTA EL GÉNERO
Tanto en niños y niñas las consecuencias son las mismas. “Ni mamá o papá puede dormir con su hija o hijo. No tiene nada que ver el género, no porque es mujercita sí puede dormir con la mamá o porque es varón puede dormir con papá”, puntualiza .
RECOMENDACIONES PARA QUE LOGRE DORMIR SOLO
El cambio para que el menor se acostumbre a dormir solo, no debe ser de golpe, porque le resultará traumático. Por ejemplo, en las tardes puedes hacerlo dormir solo o puedes empezar durmiendo a su lado y luego te vas. Si se queda dormido en tu cama, llévalo a la suya, y si se despierta vuélvelo a llevar a su cuarto. Los papás al principio pueden echarse a su costado, después al pie de la cama o mejor si lo acompañan en una silla. También puedes usar sus personajes favoritos de la TV para decirle que ellos no duermen con sus padres. Recompénsalos por ser valientes. Su cuarto debe estar pintado y decorado a su gusto. Establece horarios fijos para que duerma.
¿CÓMO LO AFECTARÁ SI SIGUE CON ESA CONDUCTA?
Hay factores patológicos que afectarán al menor si continúa durmiendo con sus padres. El primer problema se presentará en su personalidad, pues el niño o niña establecerá dependencia afectiva con sus padres y con otras personas. Con el tiempo esta dependencia se hará más fuerte. Esto generará inseguridad en el niño porque sentirá la necesidad de estar al costado de alguien para poder avanzar. No se sentirá un ser completo ni individual, lo que ocasionará en un futuro que no pueda resolver sus propios problemas. Por ejemplo, en la etapa escolar puede ser víctima de bullying. A los tres años, el niño empieza a desarrollar cierta autonomía y necesita encontrarse con sí mismo, necesita saber que él puede hacerce cargo de ciertas cosas.En tanto, se puede ver perjudicado en su psicosexualidad, pues bloqueará inconscientemente su identidad sexual, por lo que más adelante podría desarrollar distintas patologías sexuales como eyaculación precoz, voyeurismo, entre otros.
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