Un número será inolvidable para los peruanos: 7.9. Esos fueron los grados del terremoto que castigó nuestra costa desde Ica a Lima. El más perjudicado fue Pisco. Han pasado ocho años y aún no se ha terminado de reconstruir varias zonas del sur.
En Chile, acaban de sufrir dos terremotos seguidos. El segundo fue de 8.4 grados. Ese medio grado más es una barbaridad en consecuencias. Más desastre, más riesgo de un tsunami y más posibilidad de muertes.
Sin embargo, en esta ocasión, la cantidad de víctimas humanas ha sido muchísimo menor, incluso que el del año pasado.
Lo entiendo, así haya sido una muerte es lamentable. Y no hay nada de qué jactarse. Pero que hasta ayer solo se reporten 11 fallecidos, es porque algo bueno se hizo en el país sureño en sistemas de prevención.
A ver, me explico. En el Perú, las víctimas se contaron por centenas. En Nepal y Haití, por millares. ¿Qué lección aprendió Chile después de ser azotado por un terremoto?
Primero, que entendieron que las construcciones de viviendas deberían hacerse siguiendo estrictamente los estándares antisísmicos, dependiendo del tipo de suelo. Y así se vienen levantando las casas. De esta manera, se reducen los riesgos de derrumbes.
Segundo, que en Chile entendieron que después de un terremoto, siempre llega un tsunami y que la mayoría de víctimas se registran por ahogamiento. Entonces, tanto las autoridades como la población comprendieron que, luego de un fuerte sismo, se tiene que evacuar con calma, pero con prontitud. El miércoles, más de un millón de personas fueron evacuadas a zonas más seguras.
Tercero, que la población chilena reconoce que los simulacros no son para reírse o para tomarse una foto para el Facebook. Participa activamente. Porque solo ensayando sobre las acciones a tomar en una emergencia, las personas pueden internalizar qué se debe hacer cuando estas realmente suceden. Así, les resulta más fácil mantener la calma, porque ya conocen las zonas de seguridad y las rutas de evacuación.
“Luchito, me he quedado preocupado”, me dice el tío Guaracha, luego de analizar lo que ha sucedido en Chile. “Los especialistas dicen que si se diera un terremoto como en el país mapocho, medio Lima se vendría abajo. Antes creía que lo decían para asustarnos, pero la firme, después de ver tanta desgracia en otros países, creo que ya nos toca”.
Me gustaría decirle que Dios es peruano. Pero, la verdad, solo queda tomar conciencia, aplicar las medidas para disminuir los riesgos en las casas y a prepararnos. No hay otra.
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