
Hace más de 50 años, el mar de Aral, ubicado entre los países Kazajistán y Uzbekistán (Asia), era considerado el cuarto lago más grande del mundo, pero hoy está camino a ser un desierto.
Era abastecido por los ríos Syr Darya (norte) y Amu Darya (sur), los cuales fueron utilizados para la agricultura durante décadas, pero nunca de forma tan radical y abusiva.
¿Cuándo empezó?
Todo transcurría con normalidad hasta que la Unión Soviética (URSS), entre 1947 y 1948, sufrió una de las mayores sequías y hambrunas de su historia.
Al ver esto, Stalin, gobernante de la URSS propuso “El gran plan”, una política que pretendía repotenciar la agricultura, sobre todo, el cultivo de algodón.
¿Qué cambios se hizo?
Este proyecto se ejecutó con éxito a comienzos de la década de los 60. Todo fue bonanza, pero nadie pensó que con ello comenzaba el fin del mar de Aral.
En 1960 se hizo un canal de 500 kilómetros cuyo objetivo era desviar gran parte del caudal de los ríos Amu Darya y Syr Darya hacia las zonas donde estaban los sembríos de algodón.
Esto causó que el mar de Aral se quedara sin sus principales alimentadores de agua y empezara a secarse.
Un lago importante
El mar de Aral era una fuente de alimento para los pobladores, pues era el hogar de miles de peces y su agua servía para regar sembríos.
Además, actuaba como regulador del clima. Por eso, su casi desaparición ha causado que los inviernos y los veranos sean extremos.
En la parte sur del lago solo queda un paisaje desértico, adornado por embarcaciones abandonadas.
Mientras que en el norte, la vida aún sobrevive gracias a un muro construido por el Banco Mundial el 2005.
Hoy su sequía es considerada uno de los mayores desastres ecológicos causados por el hombre.
Existe una leve esperanza
En la actualidad la comunidad internacional que vela por la conservación del medio ambiente en el mundo y algunas instituciones internacionales están haciendo todo lo posible para recuperar la pequeña parte norte del mar de Aral que aún sobrevive.
Lamentablemente, los científicos y ambientalistas no han dado ninguna esperanza para salvar la zona sur. Incluso, según estimaciones, se secará totalmente antes del 2020.
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