
Es una imagen pintada en el techo de la Capilla Sixtina, en la Ciudad del Vaticano (Roma), por Miguel Ángel, entre los años 1510 y 1512.
Muestra a Dios (representado como un hombre anciano con barba) con su brazo derecho estirado a fin de darle la vida a Adán, cuyo brazo izquierdo se encuentra en idéntica posición al de Dios.
En esta imagen se resalta la belleza, juventud y salud del recién nacido Adán, así como la sabiduría y la misericordia que muestra Dios, quien se ve más viejo.
La Creación de Adán es considerada el símbolo más divino y poético del origen del ser humano.
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