
En 1964, dos jóvenes de 17 años, Randy Gardner y Bruce McAllister, se propusieron romper un récord Guinness que cambiaría para siempre lo que se sabía sobre el sueño. Su experimento, llevado a cabo en San Diego, California, Estados Unidos, consistió en mantener a Randy despierto por la asombrosa cantidad de 11 días y 25 minutos. Lo que comenzó como un proyecto escolar de curiosidad adolescente se convirtió rápidamente en un caso de estudio crucial que atrajo a científicos.

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En la década de los sesenta, el estudio de la privación del sueño era un campo con pocos datos. Randy y Bruce, motivados por la ciencia y por superar la marca de 260 horas sin dormir, decidieron poner a prueba los límites humanos. Inicialmente, su plan era observar el efecto de la falta de sueño en habilidades paranormales, pero al ver que no podían medirlo, se enfocaron en los efectos sobre las habilidades cognitivas, la destreza física y otras actividades cotidianas.
Los primeros días transcurrieron sin mayores incidentes, pero al tercer día, el experimento se volvió demasiado complejo para que solo Bruce lo monitoreara. Un tercer amigo, Joe Marciano, se unió al equipo para ayudar a documentar los cambios. La noticia del experimento atrajo la atención del doctor William Dement, un pionero en la investigación del sueño.
El doctor, preocupado por los posibles riesgos, se unió a los jóvenes para dar una supervisión profesional y, al mismo tiempo, recopilar observaciones clínicas. En ese momento, solo se habían realizado estudios similares en animales, y algunos habían demostrado que una privación del sueño de 15 días podía ser fatal, lo que generaba inquietud sobre los efectos en humanos.

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Después de alcanzar el récord, Randy Gardner durmió por 14 horas seguidas. Al despertar, sus patrones de sueño regresaron a la normalidad en los días siguientes. A pesar de su aparente recuperación, años más tarde, Randy confesó haber padecido insomnio.
Un análisis posterior realizado por un hospital de Arizona reveló que durante el experimento, algunas zonas del cerebro de Randy habían entrado en un estado de reposo, una especie de sueño fragmentado mientras él permanecía consciente, una revelación que cambió la comprensión de cómo el cerebro maneja la falta de descanso extremo.
Periodista especializada en temas de actualidad, política y policiales. Licenciada en Ciencias de la Comunicación por la UTP con más de 3 años de experiencia. Redactora web en El Popular y presentadora de "Capturados". Interesada en temas relacionados con misterios, películas y series policiales.