En julio 2017, Corea del Norte probó por primera vez con éxito misiles balísticos intercontinentales que podrían alcanzar el continente americano, desde aquel día comenzó el ‘guerra’ entre Kim Jong-un y Donald Trump.
Esto llevó al Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) a emitir sanciones económicas contra el régimen norcoreano de Kim y por los peligrosos avances en su programa de armas nucleares.
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En este contexto, el presidente Donald Trump indicó que está listo para atacar al país asiático. El presidente estadounidense prometió que habría “fuego y furia como nunca los ha visto el mundo” en contra de Corea del Norte si amenazaba a Estados Unidos.
“Las soluciones militares ya están en su puesto”, tuiteó el mandatario estadounidense, “si Corea del Norte actúa imprudentemente. ¡Esperemos que Kim Jong-un encuentre otro camino!”, indicó Trump.
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Al parecer, a Kim poco le importó la condena de la ONU y se dejó llevar por las declaraciones del presidente estadounidense. En agosto del mismo año el líder norcoreano amenazó con ejecutar nuevos lanzamientos de misiles sobre Japón y sobre todo a los territorios de Estados Unidos.
Trump indicó que las fuerzas militares estadounidenses están preparadas para entrar en acción en contra del gobierno de Kim Jong, el cual amenazó con lanzar misiles hacia Guam, territorio estadounidense en el Pacífico donde viven 6 mil soldados y que alberga instalaciones estratégicas, en respuesta a la promesa de Trump de desplegar “fuego y furia”.
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Después de este altercado, Donald Trump afirmó que discutir con Corea del Norte “no es la solución”. "Estados Unidos ha estado desde hace 25 años hablando con Corea del Norte y pagándole dinero por medio del chantaje. ¡Hablar no es la solución!”, escribió en Twitter.
En tanto el Consejo de Seguridad de la ONU, impuso una séptima tanda de sanciones a Corea del Norte y condenó firmemente el lanzamiento del misil norcoreano.
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La tensión continuó en la península coreana. Corea del Norte volvió a amenazar a Estados Unidos al advertir que está preparada para lanzar misiles contra la isla norteamericana de Guam.
La dictadura de Kim Jong endureció su determinación por los ejercicios conjuntos entre Estados Unidos, Japón y Corea del Sur. El líder de norcoreano indicó que Washington debe ser “domesticado con fuego”.
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El régimen de Kim agregó que los simulacros militares realizados por Estados Unidos en octubre 2017 representan un “disparador para tomar la contramedida más dura”.
Así se refirió Corea del Norte a los lanzamientos del Ejército norteamericano de dos Lanceros B-1B en la isla de Guam, en un ejercicio conjunto con Seúl y Tokio.
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En marzo del 2018, el jefe de la Oficina de Seguridad Nacional de Corea del Sur, Chung Eiu-yong indicó que el líder de Corea del Norte le entregó una carta en la que expresa su deseo de reunirse con Trump y de dialogar sobre el programa nuclear de su país.
“Le dije al presidente Trump que en nuestra reunión, el líder norcoreano dijo que está comprometido con la desnuclearización”, indicó Chung. “Kim prometió que Corea del Norte se abstendrá de realizar más pruebas nucleares o de misiles”, agregó el surcoreano.
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Chung también aseguró que Trump recibió la misiva y aceptó la invitación de Kim Jong-un, con el que quiere reunirse en mayo. “El presidente Trump apreció el informe y dijo que se reuniría con Kim Jong en mayo para lograr la desnuclearización permanente”, señaló.
En tanto, el líder norcoreano, Kim Jong-Un, prometió no probar más armas nucleares o misiles de este tipo, pero el país realizó pruebas de otro tipo de armas desde entonces: las de corto alcance.
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En junio del 2018, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el líder de Corea del Norte, Kim Jong-Un, estrecharon sus manos en Singapur. “Tendremos una fantástica relación. No tengo dudas”, dijo el presidente de Estados Unidos.
Kim celebró que se hayan vencido todos los obstáculos para llegar hasta este encuentro: “Los vencimos a todos y estamos aquí hoy”.
“Kim percibe a Trump como su rehén político y se siente en condiciones de dictar los términos del acuerdo al demostrar su capacidad de influencia en la posibilidad de reelección de Trump”, dijo Chun Yungwoo, antiguo enviado principal de Corea del Sur para conversaciones internacionales sobre desarme nuclear con Corea del Norte.
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En noviembre del 2019, Corea del Norte probó el KN-25, un cohete de combustible sólido que está diseñado para disparos de rápida sucesión desde un lanzador móvil que normalmente contiene unos cuatro tubos.
Una serie de lanzamientos de misiles de corto alcance en los se dieron en los últimos meses del 2019. Esto ha mejorado la capacidad de Corea del Norte para fabricar misiles balísticos de combustible sólido, más fáciles de mover, esconder y disparar que muchas de sus versiones de combustible líquido.
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Donald Trump ha ignorado las pruebas de misiles de Corea del Norte, que según Japón y otros violan las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU, señalando a Kim que puede continuar desarrollando su programa de armas siempre que no dispare otro misil balístico intercontinental.
Kim le dio a Trump hasta fin del 2019 para aliviar las sanciones que ahogan la economía de su país. En tanto, el equipo de Trump indicó que Corea del Norte solo puede obtener recompensas cuando abandone por completo las armas nucleares, medida que Corea del Norte considera un “suicidio político”.
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En diciembre del 2019, Corea del Norte anunció a Estados Unidos un “regalo de Navidad”. Ante ello, Estados Unidos advirtió que tiene a su disposición otras herramientas más allá de la diplomacia si Corea del Norte concreta su amenaza de hacer un “regalo de Navidad”a la potencia norteamericana, en medio de temores de una reactivación del programa nuclear.
Expertos indicaron que el mensaje norcoreano sea una advertencia y se trate de un nuevo ensayo de misiles de largo alcance.
En enero 2020, Kim Jong-Un perdió toda esperanza de que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, levantará las sanciones en un momento cercano.
El plan de Kim ahora es encontrar una manera de sobrevivir bajo sanciones económicas aplastantes mientras construye una fuerza nuclear aún más disuasiva para obligar a Estados Unidos a comprometerse.
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En febrero del 2020, informes cercanos a Corea del Norte revelaron que existe un nuevo submarino capaz de lanzar un misil balístico. Esto alimentó la idea a especulaciones de que esta podría ser la “nueva arma estratégica” que Kim prometió presentar este año.
Si bien tal embarcación probablemente sería ruidosa e incapaz de alejarse de la costa sin ser rastreada, puede ser suficiente para satisfacer las necesidades del líder norcoreano, según explican los analistas. Corea del Norte presenta una gran flota de submarinos.
En marzo 2020 y en plena lucha contra la pandemia del coronavirus, Corea del Norte realizó la prueba de dos misiles, la cuarta en lo que va del mes y del año. Los lanzamientos fueron confirmados por los Gobiernos de Corea del Sur y Japón, que rechazaron las acciones de la Administración norcoreana.
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El Ejército surcoreano calificó de “muy inapropiado” el ensayo, en medio del combate contra el avance del coronavirus en el mundo, e instó al país liderado por Kim Jong a abstenerse de nuevas pruebas.
Sin embargo, los ensayos de las últimas semanas de Corea del Norte no representan una amenaza directa para Estados Unidos, pero sí un aparente esfuerzo por mejorar su capacidad militar frente a la paralización de los diálogos por la desnuclearización.