Mirian Pachas
Tula Rodríguez no pudo ocultar su malestar por el pánico en que se ha sumergido el país al confirmarse ya seis casos más de coronavirus.
Ella contó que el público de manera masiva y desesperada ha acudido a las farmacias para adquirir mascarillas, jabón líquido, alcohol y agua oxigenada para abastecerse como si se tratara del fin del mundo.
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Es justamente ese descontrol que ha perjudicado a pacientes como su esposo Javier Carmona, que sí necesitan de esos elementos para proteger su salud, o en el peor de los casos no empeorar.
¿No hay mascarillas?
Es un descontrol lo que está pasando. He ido a comprar mi caja de mascarillas como eventualmente lo hago para mi esposo que necesita de cuidados especiales, y no hay. Y donde las están vendiendo se están pasando de vivos. Yo pagaba por una caja de mascarillas 20 soles, ahora me han pedido hasta 80 soles. Todo ha subido, el alcohol, el agua oxigenada. Eso es el colmo.
¿Hay una histeria por el contagio del coronavirus?
Para empezar les pido a las personas que mantengamos la calma. Hay enfermos oncológicos o con otras enfermedades que requieren de las mascarillas porque están bajo de defensas. Seamos conscientes. Lo que tenemos que hacer es lavarnos las manos. Si hay síntomas de contagio, anda al doctor, atiéndete, no permitamos que el pánico se apodere. Esto puede ser controlado.
¿La gente siempre quiere sacar provecho de la desgracia ajena?
Yo soy el 0.1%, hay mucha gente que me ha escrito contando su drama. Personas con cáncer, que de verdad necesitan de esas benditas mascarillas. Un poco más de sensibilidad.
¿Vivimos en tiempos muy duros, donde violan a las niñas y a las mujeres, y en donde aparecen epidemias?
Las personas que conocemos la palabra de Dios, sabemos que hay un inicio y un final. Es lo que está escrito en la Biblia.
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¿Qué medidas de seguridad estás tomando para proteger a tu hija?
Valentina (su hija) y yo tenemos un código que lo hemos vuelto a activar, que lo teníamos con su papá, con mi esposo. Una palabra con la que ella pueda entender que hay peligro. O un código con el que si alguien le dice que yo la llamo, ella espera que se lo diga (la palabra clave).