Melania Urbina se unió a la campaña Ni una menos y lo hizo compartiendo un valioso testimonio, a través de Facebook, donde narra que fue víctima de abuso en diferentes etapas de su vida.
MIRA ESTO: Ni una menos: Lady Guillén y Cindy Arlette invitan a marcha (VIDEO)
“Me han metido la mano en el micro, con 12 años y uniforme de colegio. A los 14 un guía turístico en Huaraz, aprovechando que me desmayé por el soroche, me manoseó con la excusa de poner un ungüento en mi pecho", confesó Melania.
"Mi cuerpo estaba inconsciente, mi cabeza no. A los 16, también en uniforme escolar, un tipo me agarra por atrás con fuerza y mete su lengua en mi boca. Logré soltarme y corrí aterrada”, relató la actriz.
La actriz de Al fondo hay sitio compartió los desagradables episodios que vivió luego de realizar un desnudo para la película nacional Django.
“Ahora, ya adulta, aprendí a convivir con los comentarios horribles en las redes. Me dicen de perra para abajo por haber hecho desnudos en el cine", reveló.
"O peor aún, me dicen las cosas ‘ricas’ que me quisieran hacer, de la forma más cruda y explícita. ¿Para qué? ¿Creen que me gusta? ¿Les pone creer que me someten con sus palabras? Ya aprendí a no tomarlo personal”, explicó.
La popular Monsefuana hizo un llamado a todas las personas para poner fin a las agresiones e insultos hacia las mujeres.
“Tengo una hija hermosa de 12 años. Y me niego a que ella tenga que aprender a convivir con la violencia. Me niego a que tenga que asumirlo como normal, me niego a resignarme a que tarde o temprano, a ella le pase algo".
"Quiero que sea libre, que viva sin miedo. Y vivo convencida de que el amor lo transforma todo”, recalcó.
Luego agregó: “Es hermoso ver que si trascendemos nuestras propias historias, podemos sentir nuestra verdadera naturaleza. Todas somos una y todos somos unos. ¡Ni una más!”, sentenció.
La reportera de La Batería, Manuela Camacho, también compartió su testimonio en las redes sociales sobre la terrible experiencia que le tocó vivir a los siete años.
“Mi abuela tenía un chofer, Jorge, jamás voy a sacar ese nombre de mi cabeza, él nos recogía todas las tardes cuando llegábamos a la casa para llevarnos a la vivienda de la abuela porque mi mamá estaba enferma y no podíamos quedarnos solas".
"Siempre mandaba a mi hermana, que en ese entonces tenía cinco, a cambiarse y a mí me hacía esperar abajo para tocarme. En el estacionamiento donde nadie podía verlo, me recostaba en los asientos de atrás, me levantaba la falda del colegio y entonces sucedía".
"Decía que eran unos masajes, pero que no podía rehusarme a hacerlos porque era orden de mamá”, afirmó.Camacho prosiguió su relató y narró que el indeseable quiso enseñarle cómo tocarlo. Pero lo más triste es que una vez su empleada la encontró con sangre en su ropa y no quiso decir nada por temor a que la botaran.
“Me costó años entenderlo, perdonarme y liberarme de una culpa que no me correspondía y ahora quiero unir mi testimonio al de tantas otras para que esta ola de dolor, rabia, fuerza, cariño, perdón, unión o lo que sea que motive y genere en cada persona que nos lee solo haga que este 13 nuestra convicción sea intocable”, señaló la colombiana.
Revisa todas las noticias escritas por el staff de redactores de El Popular.