Se confiesa bohemio y jaranero, pero afirma que se ha frenado porque considera que la exposición mediática es terrible.
Parece que hasta ahora queda la profunda huella del incidente que protagonizó hace un tiempo con las autoridades y que por poco le cuesta su carrera televisiva. “Me gusta tocar la guitarra y el cajón, cantar música peruana, pero, claro, ahora yo mismo me pongo límites”, señala.
–La fama cuesta doctor.
–Así es, pero uno aprende de los golpes.
–Pero no puede negar que ahora es muy popular.
–Antes salía y casi nadie me reconocía. Ahora cuando voy, por ejemplo, al mercado, me demoro una hora firmando autógrafos, tomándome fotografías. Es lindo sentir el calor de la gente.
–Ya son cuatro años en la televisión.
–Así es y quiero seguir adelante porque no hay quinto malo. Estoy agradecido con la vida y con Gisela Valcárcel por confiar en mí.
–Siente mucha presión por el rating.
–Eso lo ve la producción, me preocupo por hacer un buen producto. A Dios gracias tengo un gran equipo.
–Ha pensado en incursionar en política.
–No, sería un retroceso, pero me gustaría que se municipalice la salud y mejore el sistema de atención en el Perú.
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