"Noé": el diluvio postapocalíptico de Russell Crowe y Darren Aronofsky

Por Paola Guanilo (@PaolaRbk)‘Noé’ es una película correctamente desarrollada, profunda en los momentos del silencio analítico de su protagonista e interesante cuando muda la vista al exterior con simbologías que ayudan a entender las carencias del ser humano en su lucha, no por sobrevivir, sino por el poder.Ciertamente, hay que remarcar que el ‘Noé’ de Darren Aronofsky no está pegado ‘a la letra’ de la historia relatada en el Antiguo Testamento. Pero es una suerte de simbología de ‘lo que podría suceder’ cuando el mundo (y el hombre) no son capaces de aprender de sus errores.La historia a la que dan vida Russell Crowe, Jennifer Conelly, Emma Watson y compañía, es más bien –desde mi punto de vista- una versión ‘pos apocalíptica’ inspirada en la vida del hombre que tuvo la misión de preservar y salvar lo mejor del mundo.Es decir, Aronofsky visualiza un Noé que, así como nació y creció en los inicios de la humanidad, puede hacerlo dentro de miles de años tras una sociedad que se vuelve cada vez más materialista y destructora (representada por el antagonista Tubal Cain). No como reencarnación del personaje, sino más bien del hecho en sí.Cada uno de los integrantes de la familia de Noé representa una característica social actual: bondad, codicia, sumisión, lealtad, integridad, obediencia, fidelidad, sacrificio, las que han ido modeando a la humanidad a lo largo de su historia.Como recomendación agregaré que reafirmo mi posición como opositora del uso innecesario del 3D en el cine. Está bien para películas cargadas de efectos visuales donde cosas como robots o explosiones son el ingrediente principal, pero no para una centrada en la fuerza narrativa de su guión. Termina siendo más bien un destructor que un refuerzo. Véala en 2D. La disfrutará más.TRAMA, PERSONAJES Y ACTUACIONES (Alerta de Spoiler)Russel Crowe se ha ganado el respeto público con su impecable actuación. No por nada hay un Oscar brillando en su currículum. Y, aunque por momentos el maquillaje quite algo de credibilidad a su interpretación, entiende el rol que le toca representar y lo hace muy bien, especialmente al enfrentarse a sus tormentos.El talento de Jennifer Connely la hace capaz de pasar de una dulce madre protectora a una fiera salvaje en defensa de los suyos, algo que Noé remarca a Naameh al explicar que todos poseemos la dualidad más importante del mundo: el bien y el mal. La diferencia está en el poder de decisión que cada uno tiene desde que nace.Con Ila, Emma Watson logra despojarse más de la imagen de Hermione, aunque persiste una deuda con el histrionismo –como el efusivo beso que se da con Sem, el cual luce sobreactuado- pero cumple con el papel.Logan Lerman quizá tiene el personaje más desesperante de la trama, pero no por antipático sino por impredecible. Y es que Cam carga con el peso de la codicia que se impone a la razón y lo deja al borde de la destrucción. Pero la voluntad se hace presente y decide redimirse aunque para ello deba comenzar de nuevo lejos de su familia.Sem (Douglas Booth) y Jafet (Leo McHugh Carroll) tienen menos protagonismo en la trama, salvo para la construcción del arca y la llegada de los animales. Sem adquiere mayor importancia con la llegada de sus hijas gemelas con Ila, causantes del grave conflicto con su padre Noé.Ray Winstone se luce en su papel del villano Tubal Caín, materializando y concentrando los instintos más bajos a los que es capaz de caer el hombre cuando se ve sometido por la codicia, la avaricia y el ego.Si tuviera que quitar un personaje, sería el Matusalén de Anthony Hopkins. Y es que, aunque la actuación del veterano es bastante buena, más bien parecía un consejero algo torpe y solitario.Un punto que llamó bastante mi atención fue el de la ‘redención’ de los gigantes que vuelven al cielo como premio al sacrificar sus vidas para salvar a sus amigos. Cuando algunos ángeles desobedecieron la voluntad divina, fueron expulsados del paraíso cayendo a tierra como meteoritos que al tocar la superficie se convertían en lava y se enfriaban hasta ser unos enormes bloques de piedra (una simbología interesante de fenómenos atmosféricos y geológicos).Aunque cruda, la diferencia en la forma como los buenos y los malos tratan a los animales y sus propios congéneres es otro punto interesante. Mientras Noé y su familia (los buenos) cuidan y protegen a los suyos, Tubal Cain y su gente (los malos) los utilizan, maltratan y despedazan para saciar sus apetitos más voraces y no para alimentarse, sino porque los hace más poderosos y los consideran objetos hechos para servir, como cuando intercambian dos mujeres jóvenes por un venado.Las pesadillas de Noé también encierran un simbolismo importante con el agua como elemento capaz de purificarlo todo. Tal como dice Noé a su esposa: ‘Se destruye ´todo lo que se hunda y se salva lo que sea capaz de salir a flote”.La explicación que da Noé a su familia sobre cómo la humanidad se fue destruyendo a sí misma hasta convertirse en el monstruo merecedor de la destrucción divina, incluye imágenes de soldados de distintas épocas de la historia, graficando la característica más resaltante de la humanidad: no aprende de sus errores.El cierre de la película fue menos satisfactorio de lo esperado y hasta predecible (salvo por el nacimiento de la segunda niña). A pesar de ello, el producto, sin ser espectacular, está bien logrado y alinea la perspectiva de un futuro ‘probable’ en un mundo incapaz de aprender de sus errores pero con la esperanza que, en algún momento, pueda ver más allá de su necesidad inmediata.