De Diablo solo tiene el apelativo. Es Jaime Drago, quien brilló en el fútbol peruano entre los 80 y 90, dejando huella en Deportivo Municipal y Universitario. El ex volante recuerda sus vivencias como futbolista y su anécdota con Diego Maradona.
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—¿Siempre quiso ser futbolista?
— Sí. Mi ilusión al acabar el colegio era ser futbolista. Mi padre Tito y todos los Drago llevamos la franja. Municipal es mi vida, aunque también simpatizo con Universitario.
—¿Por qué el apelativo de Diablo?
—Cuando tenía diez años quería ser arquero y mi mamá me regaló un uniforme rojo. Un día Pocho Rospigliosi al verme, me puso Diablo, y quedó.
—¿Qué recuerda de ese Municipal que clasificó a la Copa Libertadores en 1982?
—Fueron tres partidos, el último fue un partidazo que ganamos 3-2 a la “U” y clasificamos. El 11 fue con Gamarra en el arco; Sato, Quijaite, Manzo y Quintana en defensa; Bonelli, Malásquez y yo en el medio; arriba, Argote, Franco y Zorrilla. La “U” era favorito, pero ese equipazo de Muni era de respeto.
—¿Cómo era Marcos Calderón, quien lo dirigió en Municipal y en Universitario?
—Marcos era psicólogo, coaching, tenía una lectura del partido y analizaba el cotejo de acuerdo a esa época, y cuando tenía que ser exigente, era bravo. Es uno de los mejores técnicos que tuve junto con Ramos Delgado.
— ¿Qué sintió ser elogiado por Maradona y Menotti cuando jugó por la selección Sub 20?
—Fue en el Sudamericano de Montevideo en 1979, donde Argentina con Maradona campeona. Recuerdo que en El Gráfico, Menotti comentó que Perú “es un equipo que camina al ritmo del rubio y al que hay que controlarlo”. Luego Maradona, cuando vino en 1982 para jugar unos amistosos con Boca Juniors, dijo que aparte de Cubillas y Chumpitaz hay “un joven rubio”, que era yo, que le sorprendió.
—Hoy con esos comentarios fácil lo venderían a Europa.
—Seguro. Hoy haces un gol y se ve en todo el mundo al instante, gracias a la tecnología.
—Después tuvo un encuentro con Maradona, ¿cómo fue?
—El diario Última Hora nos hizo una entrevista en el Sheraton. Después, Diego me invitó a cenar, después de ese partido ante la “U” y me dice para ir a una discoteca en Camino Real, en San Isidro.
—¿Y qué pasó?
—Llegamos como a las 11.00 de la noche a la discoteca. La gente lo miraba a Diego, dudaban si era él o no, luego se pusieron a murmurar. A la hora, cuando Diego estaba bailando apareció Cubillas, con quien se fue. Esa es la historia de mi juerga con Maradona, fue todo sano, tranquilo.
—¿Ese clásico en el que marca el gol del triunfo de la “U” ante Alianza en 1985, tras ir perdiendo 2-0, fue su mejor partido?
—Sí, por la trascendencia, era un clásico a estadio lleno en el Nacional, en el partido de fondo de una liguilla que ojalá vuelva.
-¿Qué les dijo Marcos en el entretiempo al ir perdiendo 2-0?
—Marcos aplicó su psicología. Nos dijo: “Hay que ordenarnos, podemos remontar”. Eso nos dio calma, porque siempre renegaba.
—¿Y cómo fue la remontada?
—El Loco Seminario descontó y luego volvió a anotar para poner el empate. Cerca del final, tras un tiro de esquina la pelota choca en el palo, me viene el rebote y la toco con la cabeza y parte de la oreja para poner el 3-2. Ese fue uno de los mejores partidos de mi vida.
—¿Es verdad que Jorge Nicolini, quien fue presidente de Universitario, regalaba autos?
—Jorge te regalaba los autos usados y había que repararlos. Ja, ja, ja… Me dio un Mazda 626, tocaba la bocina y se abría la maletera, unos cruces bravos. Lo mandó arreglar y me lo dio.
—¿Y, en Sport Boys, Beto Levy regalaba electrodomésticos?
—Sí, don Beto decía “el que hace gol mañana pasa por su refrigeradora”. Al día siguiente, el que hizo el gol a las 8.00 am ya estaba en la tienda, y en la esquina lo esperaba a quien se lo iba a revender.
—¿Algo curioso que recuerde de su paso por el Aucas de Ecuador?
—Veía el mapa de Ecuador, donde Tumbes estaba anexado. El mural decía: “Pronto vamos a recuperar ese territorio que nos pertenece”.
—¿Cuál es su presente?
—Trabajo en el colegio Santa María Marianistas en la gestión y coordinación de deportes de todos los campeonatos de los alumnos, ex alumnos y padres de familia.
—Muchas gracias, don Jaime.
—A ustedes por acordarse de uno, hablar de fútbol, recordar buenos momentos y en especial a mi querido Muni, que espero tenga una buena temporada.