Frank Palomino, o simplemente Paluco, tuvo la suerte de jugar en el fútbol profesional no solo de nuestro país, sino también en China y El Salvador, en medio de las guerrillas.
El cusqueño era guapo en la cancha y fuera de ella, como que cuando militaba en la “U” no arrugó con el Puma Carranza y el León Rodríguez, con quienes se agarró a puño limpio.
-¿De qué barrio de Cusco eres?
-Nací en Santiago, pero mi barrio es Wanchaq. Había un parque hermoso llamado Marianito Ferrari con espacios verdes y en donde todo el día jugábamos fútbol.
-¿Tendrás grandes recuerdos de tu etapa escolar?
-Estudié en el colegio Arturo Palomino Rodríguez, un colegio militar hasta tercero de media, era muy estricto en la disciplina y ya desde tercero voy al colegio de Ciencias, que es un colegio más deportivo, con un historia en Sudamérica.
-¿Cuándo te diste cuenta de que lo tuyo iba en serio en el fútbol?
-Yo jugaba en la selección de mi colegio y hubo un partido con Cienciano y la rompí. Me quisieron llevar, pero mi papá no quiso por mis estudios. A nosotros los Palomino nos decían Palucos y yo lo hice más conocido por el fútbol.
-¿Pero la vida te dio una nueva oportunidad en Cienciano?
-Saliendo del colegio y ya para entrar a Universidad, en 1989, ocasionalmente escuché una bulla en el estadio, entonces uno de mis amigos me dijo que me pruebe. Yo estaba en zapatillas y él me prestó la indumentaria, jugué de extremo y me quedé. Me llevaron a tomar fotos en blanco y negro con una cámara de mangas.
-¿Cómo se dio tu debut profesional?
-Una semana después de la prueba debuté en Cienciano contra Melgar, en Arequipa. Me dieron 100 dólares de prima, solo me duró cuatro o cinco días, porque compré pollo a la brasa e invité amigos y llevé a mi casa.
-¿Y en 1993 pasa a Universitario?
-Yo estaba todo listo para ir al Cristal, pero mi padre es hincha de la “U” e inclinó la balanza. La tía Margarita cocinaba espectacular. Sin bien terminamos siendo campeones con Nunes, Balán, Reynoso, Asteggiano..., no jugué como esperaba.
-Ese año te peleaste con el Puma Carranza, ¿no?
-La “U” ya tenía un equipo definido, yo peleaba porque quería jugar, y en las prácticas me pegaban mucho. Uno de ellos era el Puma, nos agarramos, pero eso quedó en anécdota; ahora hay el mayor de los respetos. También me peleé un par de veces con el León Rodríguez.
-Pero la bronca con Carranza siguió cuando tu pasaste al Ciclista. ¿Quedó algo?
-Hubo un roce y Carranza me manda un manotazo... Le fui al golpe. De ahí vino una gresca de todos, que duró siete minutos.
-Tuviste un paso en el misterioso fútbol de China. ¿Qué recuerdos tiene?
-Después de la Copa América de 1997, iba a ir a Grecia, ya estaba listo con un contrato de tres años al Panathinaikos, pero al final quisieron que sea por siete años y se cayó.
-Y ahí apareció el interés del Yunnan Hongta FC.
-Sí, era un equipo millonario. Nos tomaron el test de Cooper y lo pasé fácil, porque en Perú, junto a Percy Olivares, tenía los récords en esas pruebas. Debute bien, anoté un gol y di una asistencia.
-¿Pero solo te quedaste un año?
-Habíamos salvado al equipo de descenso, querían prolongar el contrato un año más, pero Melgar no quiso prolongar el préstamo. Le hice juicio y le gané, pero ya en China no me esperaban.
-¿Qué tal con las comidas y comunicación?
-Solo comía pollo y carnes conocidas, porque había otras sospechosas... En la comunicación aprendí las palabras básicas, había un traductor en inglés y luego con la llegada de mi esposa (e hijos) se hizo más llevadero. Mi señora habla bien el inglés.
-¿Cómo buen peruano le metías tus jergas a tus compañeros chinos?
-Con lisuras incluidas. Un día, a un amigo chino le enumeré cuatro lisuras, pero me sorprendió diciéndome: “Tu eres de los cuatro”.
-Después apareciste en El Salvador, en el tiempo de las guerrillas, ¿no?
-Estuve unos meses en el Firpo y fuimos subcampeones. No salíamos mucho, porque el país estaba complicado por las guerrillas y a pesar de que vivíamos en una zona cercana a la Embajada peruana, estaba el tema de los secuestros.
-Supe que tuviste problemas con tu técnico. Te sacó del equipo titular en la final, ¿no?
-Estaba el yugoslavo Milos Miljanic, que un día antes de la final nos mandó a jugar un partido de práctica de 90 minutos. Le dije que nos íbamos a desgastar para la final.
-¿No te hizo jugar?
-El día de la final me mandó a la banca y solo me hizo ingresar cuando el marcador estaba 0-1. Al final perdimos 3-1 con San Salvador.
Periodista de Universidad Inca Garcilaso de la Vega. Vivo con el deporte y me gusta la música.