Dicen que las adversidades te enseñan a ser fuerte. Y vaya si Juan Carlos Bazalar no las ha vivido en carne propia. Al ex volante y ahora entrenador, la vida le enseñó a batallar con obstáculos muy complejos y -cómo no- a salir victorioso de cada uno de ellos.
Su historia tranquilamente podría venderse en Netflix como una serie motivacional o de superación, y podría incluso ser dividida en temporadas muy marcadas, pero él es fiel al perfil bajo, ríe cuando alguien siquiera lo menciona.
Su personalidad es así y es justamente eso lo que lo llevó a ser de los jugadores más reconocidos y queridos en el fútbol peruano. Su última batalla ganada ocurrió hace pocos días nomás, cuando su equipo, el ADT de Tarma, ganó la Copa Perú y firmó su regreso al fútbol profesional después de mucho tiempo.
—Después de tanto, ganar una nueva Copa Perú con ADT ¿fue reconfortante?
—Sí, claro, me pone muy contento por los muchachos, por Tarma que vuelve a tener fútbol profesional después de 42 años. Hicimos un trabajo importante y me llena de orgullo.
—Ganar por tercera vez consecutiva la Copa Perú también es muy importante. El 2018 lo hizo con Pirata FC, el 2019 con Carlos Stein y este año con ADT.
—Sí, claro, pero ahora lo importante es que ADT realice un buen torneo y para ello debemos seguir enfocados. Los muchachos y la directiva son conscientes que no es lo mismo participar en la Copa Perú que en el fútbol profesional.
—¿La aspiración es llegar a un torneo internacional?
—Siempre vamos a tener aspiraciones grandes, pero vamos a ir patido a partido. Muchos no creían que llegaríamos a la final de la Copa Perú y cuando lo hicimos, tampoco creían que podríamos ganar. Así que vamos con calma paso a paso.
—¿Cómo va a afrontar el campeonato?
—Ya hemos conversado con el presidente, y cuando culmine los días de descanso, veremos qué posibilidades hay para que podamos afrontar de la mejor manera el fútbol profesional.
Para Bazalar la vida nunca ha sido fácil. Siempre la ha tenido que luchar y ha sido gratificado también. Una lesión el 92 hizo que su futuro en Universitario tambaleara cuando recién empezaba su carrera, pero tras un año sin jugar, su ascenso parecía no tener techo, pero nuevamente la desgracia se cebaría con él en un viaje con la Selección a Ecuador en 1993.
—¿Qué es lo que te marcó en ese viaje con la selección?
—Muchas cosas, pero en lo particular el hecho de regresar enfermo fue duro, porque yo quería seguir siendo convocado y eso frenó un poco todo.
—¿Qué fue lo que te dio?
—Volviendo de Quito tenía fiebre alta, dolor de cabeza y falta de apetito, tenía tifoidea. Tanto me había costado llegar para que una tifoidea me vuelva a sacar de las canchas y alejarme de la selección.
La reflexión de Juan Carlos suena justa, es que el mal tiempo no llegó con una garúa, sino con un vendaval que casi lo deja sin nada. Por aquella época, perdió todos sus ahorros en CLAE, la entidad financiera que quebró y llevó a medio país a la quiebra.
En 1997, Bazalar es llamado nuevamente a la Selección cuando jugaba por Alianza Lima. Pero horas antes del partido con Ecuador por las eliminatorias a Francia 98, lo llamaron desde casa por el fallecimiento de su pequeño hijo Juan Carlos después de 28 días de nacido.
Tras esto, el volante paseó su fútbol por Grecia, regresó y estuvo en Melgar y nuevamente en Alianza para celebrar el campeonato del 2001, pero nada se compara con lo que ocurrió el 2003 con Cienciano.
—Ningún club hasta el momento ha podido replicar lo hecho por Cienciano.
—Creo que es un poco de todo, teníamos un gran equipo, y nos enfrentamos a grandes rivales pero los tiempos cambian y hay que seguir en evolución siempre.
—¿Qué sensación te deja cada vez que evocas esos épocas con Cienciano?
—Las sensaciones son únicas, supimos pasar situaciones muy importantes al ganar la Copa y la Recopa pero lo que nos queda es lo que logramos a nivel de equipo, nadie creía en nosotros.
—Se enfrentaron a equipos poderosos.
—Nosotros nos enfrentamos a equipos muy importantes.
Bazalar se retira el 2009 vistiendo la camiseta del Sport Ancash y comienza su carrera como entrenador. Pero el 2015 le detectan un cáncer muy agresivo al estómago.
—¿Cómo se afronta una enfermedad tan compleja?
—Con el apoyo de la familia. Mi esposa y mis hijos eran mi fuerza. Tuve miedo de no despertar tras la operación pero gracias a Dios todo resultó un éxito.
Tras este episodio, la lucha fue constante, lo vimos caer pero no derrumbarse. Incluso, cuando el Covid se convirtió en una nueva amenaza.
Sin embargo, muy a su estilo, hace poco ganó la Copa Perú y ahora se alista para un nuevo desafío. Bazalar sabe cómo afrontarlo.
Comunicadora de profesión, periodista deportiva por vocación. Bausatina. Mami de Gaby.