Sus papás lo bautizaron con el nombre de Mario Jesús Flores Sanguinetti, pero en el fútbol, como suele pasar, le clavaron el apodo Ropero que se sumó a su nombre, algo que a él no le molesta de ninguna manera.
Hoy tiene 47 años, se afincó en Piura y sigue ligado al Deporte Rey, al que recuerda llegó gracias a los buenos oficios de Teófilo Cubillas, que lo trajo de Estados Unidos, donde jugaba y trabajaba, para que pase una prueba en Alianza Lima.
Lo hizo bien y se quedó, pero su despegue fue en 1993 con la camiseta de Defensor Lima, pasando luego por otros equipos, como Sport Boys, Ciclista Lima, Bolognesi, por citar algunos más, hasta aterrizar en San Martín el 2004, donde colgó los chimpunes y al año siguiente comienza allí mismo su carrera de entrenador, sin olvidarse que también es cocinero con cartón incluido.
¿De qué barrio eres?
Soy de San Juan de Miraflores, después me mudé a Surco con mi familia y hace cinco años vivo en Piura. Estudié en el colegio Manuel Polo Jiménez de la Fuerza Aérea porque mi padre era técnico supervisor de esa institución.
¿Qué tal alumno eras?
Siempre fui bromista y muy amiguero, pero respetuoso, porque mis padres me inculcaron siempre el respeto a todos. El colegio es la etapa más bella, es la amistad sincera sin pedir nada a cambio. Toda la promoción tenemos un WhatsApp y entramos a la chacota con mis amigos y amigas.
¿Siempre le dabas al balón o te gustaba otra disciplina?
El fútbol primero, estuve en la selección de mi colegio y jugábamos con los pares de las Fuerzas Armadas.
¿Cómo comienzas tu historia en el fútbol competitivo?
Terminando el colegio me fui a Estados Unidos, allá jugaba fútbol y trabajaba. En una ocasión, Ramón Mifflin me dice para venir a una prueba en Cristal, pero no se pudo dar porque me lesioné.
¿Se te vino el mundo encima?
Gracias a Dios tuve una segunda oportunidad, Teófilo Cubillas me ofreció estar en Alianza Lima. Vine, pasé la prueba y me quedé en Perú.
Desde entonces no paraste...
No, después pasé a Defensor Lima (93-94), Luego a Mannucci, Ciclista, Unión Minas, Sport Boys y Bolognesi, regreso a Boys a pedido de Sampaoli, Medicina y San Martín con Cacho Malbernat.
Tuviste una historia particular con Cacho Malbernat, ¿no?
Me habían dicho para ir a jugar por Cienciano la Recopa Sudamericana, pero Cacho me ofreció ser su asistente en el comando técnico y acepté. Ahí empezó mi labor como técnico.
¿Fue complicado abandonar el fútbol?
Sí, fue difícil, es una decisión para toda tu vida y ya no hay marcha atrás. Dios me dio la sabiduría de elegir el momento correcto y tener a mi lado a personas que me enseñaron el camino.
Estuviste como asistente, ¿pero cómo se da tu pase como técnico principal?
Estaba trabajando con Juan Reynoso en Bolognesi de Tacna y se me presenta la oferta del Coopsol. Se lo comenté a Reynoso y él me apoyó y me dijo que acepte el cargo, porque yo tenía algunas dudas.
Sabías que asumías un gran reto y era necesario una capacitación. ¿Qué hiciste?
Claro, y he participado en capacitaciones en Europa, en muestro país, en el Cruz Azul de México y también en ocasión de los mundiales de fútbol. Mi idea no era la parte técnica, sino también la preparación física, y tuve la suerte de contar con el apoyo del profesor Mario Mendaña, con quien trabajé muchos años.
¿Con qué técnico te identificas más?
No hay uno solo, me gustan, Bielsa, Jorge (Sampaoli), Guardiola, Simeone, de Juan Reynoso aprendí bastante, pero Cacho Malbernat fue mi mentor. Siempre quiero ser mejor técnico, sé que me falta bastante.
¿Tampoco te dejas de pisar el poncho por ningún dirigente?
Siempre me he manejado de una manera correcta. Pedimos profesionalismo a los jugadores, pero también de parte de los dirigentes y del comando técnico.
¿Y ya has tenido alegrías como entrenador?
Casi siempre, aunque a veces es ingrato. Pero uno no debe sentirse el mejor del mundo porque ganaste algo, y tampoco el peor del mundo porque perdiste algo.
¿Qué cosas te ha enseñado la pandemia a valorar?
El reconocer el esfuerzo que uno hace en temas personales y en donde los temas económicos pasan a un segundo plano, porque esta pandemia se está llevando a gente sin discriminar su condición social o económica, nada. Hay que valorar la vida, valorar lo que tenemos, la felicidad, la alegría. Debemos recordar que cuando éramos chicos no necesitábamos un sol para ser felices.
¿Verdad que le entras a la cocina?
Me encanta cocinar, por eso seguí cursos de cocina, le entro a cocinar comida criolla, parrilla y pescados.
¿Qué más haces en casa?
Veo videos de partidos y los analizo detenidamente, porque no se trata solo de copiarlos.
Periodista de Universidad Inca Garcilaso de la Vega. Vivo con el deporte y me gusta la música.