El Chelsea acabó con una racha de dos derrotas consecutivas, tras imponerse este lunes por 3-0 al West Ham, en un choque en el que pese al claro marcador final los de Frank Lampard volvieron a dejar muchas dudas.
Especialmente en defensa, donde los “blues” concedieron en exceso ante un rival que simplemente se limitó a empujar y empujar.
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Suficiente para que el West Ham se marchase del encuentro con la sensación de poder haber logrado un resultado mejor en su visita a Stanford Bridge.
Pero si el Chelsea se mostró dubitativo en defensa, de lo que no dejó ninguna duda es de su poderío a balón parado.
Especialmente en los saques de esquina, la fórmula que ha permitido sumar ya ocho goles esta temporada a los de Lampard.
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Tal y como volvió a demostrar este lunes al adelantarse a los diez minutos de juego en el marcador (1-0) con un gol del brasileño Thiago Silva, que cabeceó con potencia y precisión un córner botado por Mason Mount.
Poco más hizo el Chelsea, que con el paso de los minutos se vio cada vez más y más arrinconado por un West Ham, que pese a su empuje careció de algo fundamental para poder igualar, de remate, como atestiguó el hecho de que los de David Moyes cerrasen el encuentro sin lograr ni un solo disparo entre los tres palos.
Una falta de pegada, que contrastó con la del Chelsea, que sentenció definitivamente la contienda con dos zarpazos de Tammy Abraham, que aseguró los tres puntos para los de Lampard con dos goles casi consecutivos en los minutos 78 y 82.
Excesivo premio para un gris Chelsea, que con esta victoria (3-0) no sólo se reencontró con el triunfo, tras caer en las dos últimas jornadas ante el Wolverhampton (2-1) y el Everton (1-0), sino que regresó también a las plazas europeas, tras arrebatar al Tottenham la quinta posición.