El Real Madrid alargó su semana fantástica con una victoria frente al Athletic Bilbao (3-1) marcada por el protagonismo casi absoluto de Toni Kroos, que guió a su equipo con maestría hacia una victoria marcada por la expulsión de Raúl García y el doblete de Karim Benzema.
Definitivamente, la mejor versión del centrocampista alemán ha vuelto. Sus últimas exhibiciones como una luz clave en la resurrección blanca tuvieron continuidad ante el Athletic, que sufrió el impulso un equipo que ha renacido tras firmar su cuarta victoria consecutiva (Sevilla, Borussia Mönchengladbach, Atlético de Madrid y Athletic).
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Kroos fue el metrónomo y el desatascador del Real Madrid, beneficiado por la irresponsabilidad de Raúl García, el otro elemento clave de una historia que pudo ser otra si no se hubiera casi auto expulsado con un par de amarillas por dos pisotones muy claros sobre el medio germano.
El experimentado jugador del Athletic, que pedía un hueco en el once después de tres jornadas fuera, dejó a su equipo con un hombre menos cuando el duelo pintaba mal para los hombres de Zinedine Zidane. Gaizka Garitano, audaz, propuso una presión asfixiante muy arriba y en sólo un cuarto de hora pasaron muchas cosas.
El Real Madrid, con problemas para sacar la pelota, recibió dos sustos que podrían haber cambiado el futuro del choque. En ambos, dos perdidas de Lucas Vázquez en el centro del campo provocaron un cabezazo claro de Óscar De Marcos que se marchó fuera de la portería de Thibaut Courtois y un disparo de Iñaki Williams que no conectó con la meta del belga.
Se pasó del posible gol de Williams e incluso un penalti que pudo pitar Jesús Gil Manzano por un empujón de Dani Carvajal a la expulsión de Raúl García en la siguiente jugada. Al Real Madrid se le abría el cielo después de sufrir en el primer tramo.
Con el único cambio en el once del uruguayo Fede Valverde por el sancionado Casemiro, los otros diez que doblegaron con brillantez al Atlético la pasada jornada se tuvieron que arremangar para marcharse por delante en el marcador antes del descanso.
Sólo Kroos aportó la fluidez y la rapidez en las transiciones para romper al Athletic, que bajó su línea veinte metros para formar una tela de araña complicada de romper. Faltaba paciencia para aprovechar los espacios y en ocasiones solo los intentos a media distancia parecían servir para probar a Unai Simón.
Lo intentaron Valverde y el propio Kroos, que como el charrúa envió un disparo fuera de la portería del Athletic y marcó territorio para lo que llegaría después. Justo sobre la bocina, cuando el 0-0 parecía el resultado del descanso, apareció para pegar un zambombazo lejano y milimétrico con el que finiquitó la resistencia del cuadro vasco.
Fue el colofón a una primera parte casi perfecta: un gol, 53 pases completados de 55 intentos, 100 por cien de duelo ganados, seis recuperaciones y una expulsión provocada. El camino, parecía abierto para la gloria del alemán y la de sus compañeros.
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Sin embargo, el Real Madrid este curso parece empeñado en hacer las cosas difíciles. En la segunda parte salió al campo excesivamente conformista y el Athletic sorprendió con una contra que culminó Ander Capa tras combinar con De Marcos.
1-1 y vuelta a empezar. Zidane sacó al campo a Isco Alarcón y a Marco Asensio para buscar imaginación entre la muralla rojiblanca, que aún tenía la fortaleza para dejar salir a algunos de sus soldados para asustar a su rival en peligrosos contragolpes.
Sin embargo, el conjunto blanco sujetó bien esas intentonas y, aunque el tiempo pasó sin ocasiones, a la primera resolvió una situación que empezaba a ponerse fea con una conexión entre Dani Carvajal y Karim Benzema que acabó con la pelota dentro de la portería del Athletic tras un buen cabezazo del delantero francés.
Fue suficiente. El golpe de Benzema fue definitivo pese a que el equipo de Garitano aún tuvo la valentía de echarse hacia delante y de incomodar al Real Madrid en algunos instantes. Curiosamente, el equipo de Zidane se convirtió en contragolpeador y el Athletic en acosador.
Vesga pudo conseguir la heroicidad del empate, pero Courtois sacó una mano milagrosa y en la siguiente jugada Benzema concretó la victoria blanca con el tercer tanto que sentenció al Athletic. El 3-1 no se movió del estadio Alfredo Di Stéfano y el Real Madrid dio un paso más para mantenerse en la pelea por la Liga.