Detrás de Nolberto Solano, actual asistente técnico de la selección de fútbol que dirige el Tigre Gareca, hay mucha historia que contar.
Desde los 17 años hasta los 36 en que terminó su carrera de corto, le pasaron muchas cosas que marcaron su vida. Sport Boys se demoró en contratarlo y Juan Carlos Oblitas se lo llevó por puesta de mano al Cristal.
Ya estando en Cristal fue prestado al Municipal y Ricardo Belmont (alcalde de Lima en ese momento) quiso hacerle un fabuloso contrato, pero él lo rechazó. Luego está su paso por Boca Juniors junto a Diego Armando Maradona.
Tus inicios en el fútbol no fueron color de rosa, fuiste desembarcado de la Sub-17 de Titín Drago.
Siempre, uno a los 15 años, siente más la decepción y en ese momento lo tomé de esa manera. Titín había empezado dos años antes sus trabajos y se obligó a tomar esa decisión. Siempre digo que las cosas pasan por algo.
¿Quién te ayudó a salir de esa decepción?
Gracias a don Alfonso Yáñez (papá de Puchungo), en esa época dirigente. Es una persona que siempre escuché, su experiencia de vida. Viendo mi actitud, me metió dos ajos, me cuadró e hizo reaccionar. Dije voy a esperar y continuar. Fue una etapa que al margen de los resultados, uno lo termina valorando y eso lo tuve siempre presente en la carrera que vino más adelante.
Eso quiere decir que hay que valorar todo.
Uno siempre valora después, va pasando etapas mejores, situaciones diferentes, las evalúas y dices, pucha, aquí me quedo. Ya sufrí y este es el momento de disfrutar.
Es verdad que tu primer contrato profesional iba a ser con Boys. ¿Qué pasó?
Yo era menor de edad,no podía firmar el contrato. Entonces a mi papá lo citaban a cada rato a las tiendas Hogar, íbamos a firmar y nos sentábamos ahí dos horas y no salía nadie. Don Beto Levy (dirigente) tenía sus ocupaciones. Y en una de esas mi papá me dice “vamos a la casa”.
¿Qué pasó luego?
Un día me voy al Estadio Nacional y en esa época jugaba Sporting Cristal. Y como uno decía que era de la selección (Sub-17) te dejaban pasar. Me metí hasta al camarín. Juan Carlos (Oblitas) me pregunta “qué haces acá”, me preguntó si me gustaba Cristal. Le expliqué que estaba por firmar por Boys, entonces me dijo que no firme nada y llamó a Pancho Lombardi para que yo firme por Cristal.
¿Firmaste?
Fui con mi padre y firmé, era 1992. Pero previo a eso Alianza Lima (Ñol jugaba en menores en ese club), y al dirigente Rolando Sánchez le contamos de nuestra propuesta, pero no hizo firmar. Habían gastado mucho dinero. Apostar por un chico joven no era fácil. Entonces ahí aparece Juan Carlos para llevarme a Cristal.
Cristal te compra, juegas un año, pero luego te presta a Municipal. ¿Cómo fue eso?
Sí, llegue a Municipal el 93, fui la revelación y Ricardo Belmont quiso hacerme un contrato. Él se había involucrado en el club, quería que siga en el equipo (el contrato era bueno), pero regresé a Cristal, porque tenía ambiciones de futuro. Y no me equivoqué, llegamos hasta la final de la Libertadores.
¿Cómo se da lo de Boca?
Jugando la Copa con Cristal, aparece Juan Domingo Pinieri, que más que empresario es mi amigo. Había traído a Amoako al club y preguntando qué jugador destacaba, le dieron referencias de mí e hizo las gestiones para ir a Boca Juniors. Ahí empezó un sueño, que veía muy lejano, de jugar en un grande fuera del país.
Ahí te encuentras con Maradona.
Eso fue la cereza de la torta, encontrar a Diego Maradona como compañero. Me acuerdo que llegué un jueves y entrené viernes y sábado, y debuté el domingo. Me adapté bien, con ese padrino, quién no.
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¿Cómo fueron esos entrenamientos con el Diego?
Diego comienza a practicar con los arqueros y comienza a tirar, yo me quedé sentado, por respeto. Yo decía, si el va a patear lo tiros libres yo no tengo ninguna chance. El Bambino Veira (DT) me ve sentado y me manda a practicar con Diego. Yo la ponía junto al palo, estaba inspirado, y Maradona se acerca al técnico y le pregunta, “de dónde has sacado a este hijo de p…”