El 40 es un buen número para Wilder Cartagena, pero mejor sería si aparece en los 23 que Ricardo Gareca elegirá para la selección para la Copa América Brasil 2019.
El volante de Alianza Lima está feliz de haber aparecido en la primera lista del Tigre y tiene fe de que también figurará en la lista final del entrenador de la selección.
Mientras tanto, como buen chinchano, recuerda que de chico se ganaba la propina bailando y zapateando para los turistas en su tierra. Y así mantiene hasta ahora esa alegría y destreza para desplazarse por la cancha y ayudar a su equipo a sumar victorias.
—¿Qué crees que sucedió para que Miguel Ángel Russo no triunfe en Alianza?
—No conectábamos con la forma de ser de Russo, en cambio, con Pablo (Bengoechea) el grupo se sentía arropado. Nos alegra la posibilidad de que regrese.
—¿Cuál ha sido el momento más duro para ti en el fútbol?
—Cuando llegué Portugal para jugar por el Vitória, el 2014. A las dos semanas, tuve un desgarro; me recuperé y tuve otro. En el segundo semestre, cuando el técnico me estaba tomando en cuenta, me vuelvo a lesionar. El ritmo europeo me chocó y me rompí tres veces en el mismo lugar.
—¿A qué crees se debió esas lesiones?
–Es que terminé de trabajar en Perú el 12 de diciembre del 2012 y a la segunda semana que llegue a Portugal ya estaba en competencia, que es alta y me rompí.
—Ya me imagino cómo la pasaste...
—Por suerte llegaron Junior Ponce y Luis Advíncula al equipo, me apoyaron para levantar el ánimo. Lucho me ayudó bastante, me cuidó bastante. El club se demoraba en pagar y él siempre estuvo conmigo, por eso lo quiero mucho.
—Nuevamente eres considerado por el profesor Gareca.
—Siempre es importante estar en el radar del profesor Gareca. La idea mía no es salir de la lista, sino estar entre los 23 de la Copa América, y cada vez que tengo la oportunidad trato de demostrar que puedo estar en el grupo que participa en los partidos.
—Tienes el punto a favor de que estuviste con la selección en el Mundial Rusia 2018.
—Sí, pero pasaron muchas cosas...
—¿Qué cosas?
—Nos habíamos alegrado con la presencia de Paolo Guerrero, pero eso también significaba que había un cupo menos. Se decía que era yo el que iba a salir. Luego sucedió que era Peña. Por eso cuando vinieron para que firmara la lista (de Perú) que iba ir a la FIFA lo hice rápido, para que nadie me ganara (risas...).
—Tu espaldarazo en la selección fue cuando jugaste ante Ecuador en Quito, cuando ganamos 2-1 en las Eliminatorias.
—Estaba en San Martín, venía con un gran nivel y sucedió mi convocatoria en ese momento. Entonces dije: si lo estoy haciendo acá, es ahora o nunca. Cuando suspendieron por amarillas a Aquino y quedó Tapia, pensé que si Dios me puso acá es porque una chance voy a tener. Luego Tapia se lastima y el profesor Gareca me dice que voy a entrar para cumplir la función de Renato, que era recuperar balones, porque se nos estaban viniendo. La primera pelota tenía que ser mía para agarrar confianza, porque era un partido complicado, ya que en Quito nunca habíamos ganado.
Cartagena es chinchano de pura cepa, alegre, bailarín, buena gente. Se ríe cuando le dicen “¡vamo pa’ Chincha, familia!”.
—¿Es verdad que tenías una manera peculiar de ganarte la propina cuando eras chico?.
—Los turistas llegaban a la plaza de Armas de Chincha y nosotros bailábamos, sin que se entere mi mamá.
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—¿Era bueno el “trabajito”?
—La gente llevaba su cajón y pásabamos pidiendo propina. Me defiendo zapateando.
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