Por Carlos Lara Porras
A lo largo de la historia de los mundiales, más de un partido se ha visto envuelto en un manto de dudas por oscuros intereses tanto políticos como económicos.
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A propósito de la dicho hace pocos días por el ex futbolista peruano José Velásquez, repasamos algunos partidos que acabaron con goleadas u otros resultados sorpresivos que permitieron que algunos países se coronasen campeones del mundo enseguida.
Argentina necesitaba ganar el mundial en 1978 para tapar las denuncias de desapariciones y violaciones de derechos humanos en ese país. El cuadro albiceleste debía ganar por 4-0 a Perú para clasificar a la final y terminó ganando 6-0.
El periodista inglés David Yallop, autor del libro ¿Cómo se robaron la Copa?, indicó que el marcador se dio tras un acuerdo entre las juntas militares de Argentina y Perú.
Argentina donaría dos containers de trigo más un pago de 50 mil dólares a algunos jugadores del conjunto nacional.
“El equipo peruano recibió la orden de entregar el partido”, reveló Yallop, quien conversó con varios ex selecionados peruanos y exhimió de toda responsabilidad al golero Ramón Quiroga.
El pacto del Molinón, así se llamó al vergonzoso partido que jugaron Alemania Federal y Austria en el estadio de Gijón por el Mundial de España 82.
Los germanos necesitaban ganar por 1-0 para clasificar y con ese resultado eliminaban a Argelia, que en la primera fecha había sorprendido venciendo precisamente a los teutones y tenía chances de seguir en carrera.
Hurst Hrubesch, a los 10 minutos, marcó el único gol del partido y desde ese momento ambos equipos renunciaron al ataque. El público se dio cuenta del arreglo y comenzó a gritar “¡Fuera, fuera…”, “¡Que se besen!, ¡Que se besen!”.
El volante alemán Hans Peter Briegel, protagonista de ese partido, habló al respecto 25 años después obligado por sus fantasmas. “Me disculpo por ello”, imploró.
Corea del Sur, junto a Japón, organizó el Mundial del 2002 y llegó hasta la semifinal, gracias a arbitrajes suspicaces. Los coreanos fueron favorecidos en el partido que ganaron 2-1 a Italia, por cuartos de final, gracias al árbitro ecuatoriano Byron Moreno, quien sospechosamente le anuló dos goles a los Azurri y expulsó a Francesco Totti por doble amonestación.
En ese mismo torneo, en cuartos de final, el árbitro egipcio Gamal Ghandour ayudó a Corea al anular dos goles claros a España: a Barajas (50’) por un fuera de juego que nunca existió y a Morientes (92’), . Los locales se impusieron por penales 5-3.
El periodista canadiense Declan Hill, autor del libro Juego sucio. Fútbol y crimen organizado, asegura que el partido que Brasil goleó 3-0 a Ghana en Alemania 2006 fue arreglado para que el Scratch gane por al menos dos goles.
Según Declan Hill, la maniobra fue perpetrada por una casa de apuestas tailandesa, que habría asegurado $30 mil para cada ghanés por echarse.
Otro capítulo de la historia negra de los mundiales ocurrió en Inglaterra 1966. Aquella vez, el equipo local tuvo todas las facilidades de la FIFA para ganarlo.
Los británicos tenían hasta cinco días de descanso entre cada partido en la primera fase. En el partido que ganó Inglatrera1-0 a Argentina por cuartos de final, el árbitro alemán Kreitlein expulsó al albiceleste Ubaldo Rattin cuando el duelo iba 0-0, aduciendo que lo insultó, cuando en verdad el colegiado no sabía español como para entender un supuesto agravio.
Para colmo, en la final ante Alemania, en el alargue el juez suizo Gottfried Dienst, válido un gol a Hurst que era el 3-2 para Inglaterra, cuando el balón chocó en el travesaño, dio en el piso, pero nunca traspasó la línea de gol. Y en la agonía del cotejo, Hurts sentenció el partido cuando varios hinchas invadieron la cancha.
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Alguna vez, Diego Maradona dijo que la pelotaba no se mancha. Estos casos dicen que sí, dan evidencias de lo sucio que puede ser a veces el Deporte Rey.
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