Víctor Arrunátegui Acosta
Los Guerrero son cuatro. De hecho, el más conocido es Paolo, el Depredador, el futbolista que todo el Perú ama con todo el alma y está rezando para que salga pronto del lío en el que está metido (o lo han metido) y pueda jugar con la selección el Mundial de Rusia 2018.
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Los otros tres Guerrero, sus hermanos de padre, son tan guerreros como él en la vida, pero prefieren ser parte de la hinchada que grita sus goles, que quieren que nunca le pase nada malo, que el éxito siempre le sonría. Israel, Pamela y Frenchi Guerrero son sus nombres y sacan pecho por el delantero, sin embargo, no son de ir por todos lados contando que tienen un hermano famoso.
Es la primera vez que Israel, que tiene 45 años, habla del Depredador e igual que sus hermanas, se siente orgulloso del goleador.
—Israel, tuviste la ocasión de pasar sus primeros años con Paolo, ¿qué recuerdos tienes?
— Mi papá, José Guerrero, y la señora Peta se hicieron pareja y tuvieron un hijo, que es Paolo. Mi papá le puso ese nombre porque era fanático del italiano Paolo Rossi y como augurándole un gran futuro en el fútbol. En ese entonces vivíamos en Arica, a media cuadra del Malecón de Chorrillos.
—¿Cómo era Paolo de pequeño?
—Era una monada. Su cabello eran rulos, castaño, con rasgos morenos, pero finito. Como yo paraba en el Malecón, lo llevaba con mi grupo. Desde entonces ya era un éxito, porque todas las amigas se pegaban a nosotros.
—¿Paraban de arriba para abajo?
—Vivímos juntos hasta los cuatro años. Yo me lo llevaba para todo lados. Bajábamos a Los Pescadores, a La Herradura. A la Herradura lo hacía sin permiso de doña Peta, porque sino me mataba (risas...).
Paolo con sus hermanas y su sobrino.
—¿Y era tranquilo?
—¿Tranquilo?... ¡Era una bala! Era muy aguerrido. Yo lo fastidiaba mucho y cuando se molestaba me tiraba cosas. Una vez me tiró un cenicero y me rompió la boca. Lo acusé con su mamá y ella me dijo: “¿Para qué los jod...?”. Otra vez sucedió algo similar, me arrojó un objeto y lo esquivé, pero me golpeé la quijada con un baúl, así que igual terminé agraviado.
—Después te alejaste de él...
—Sí, porque ingresé al Ejército; luego me fui a España, donde viví 15 años. En Alemania lo visité cuando jugaba por el Bayern; él luego bajó a España a verme. Después lo he visto en Brasil.
—¿Por qué los Guerrero Dávila no han aparecido en público con Paolo?
—Somos como nuestro padre, de perfil bajo. Mi padre nunca sale a jactarse del éxito de su hijo, como lo hacen otros personajes. Pero sí diré que mi padre fue siempre un soporte sicólogico emocional y moral de Paolo.
—Es su hincha...
—El hincha más acérrimo de Paolo. Colecciona sus fotos y recortes de periódicos nacionales y extranjeros, los videos desde sus inicio. Y claro, también es su primer crítico.
—¿Y tú? No me vas decir que tienes el mismo talento de tu hermano con la pelota.
—A quién no le gusta darle a la pelota... Me probaron en Alianza, pero no di la talla, había más talentos que yo. Jugaba de defensa.
—¿Tu papá chocheaba con Paolo?
—-Te diré que mi papá era catedrático de la Villarreal y todos los días se levantaba a las 7:00 de la mañana. Muy disciplinado.
Paolo Guerrero en un encuentro con su hermano.
—¿Jugaba con Paolo?
—Cuando Paolo comenzó a caminar, mi papá todos los días se ponía a jugar con él, por espacio de 45 minutos. Le decía patea así, patea con el enpeine, con la derecha, con la zurda... Mi papá le inculcó el fútbol y le marcó el camino como futbolista.
—¿Tu papá tenía talento para jugar?
—Él es guadalupano y jugaba, pero dice que en su época mi abuela le decía que el fútbol era para los vagos y que más bien vaya a estudiar. Se metió luego a los toros...
—¿Y eso?
—Es bravo pararse frente al toro, pero mi papá lo hacía. Y Paolo veía eso. Paolo tiene en los genes ese coraje y valentía para jugar los partidos.
El caso que ha conmocionado y tiene en vilo al país, los Guerrero Dávila lo sienten mucho más. Espera su famoso hermano lo resuelva de la mejor manera.
—¿Cómo tomaron la noticia del resultado analítico adverso de Paolo?
—Con mucha tristeza, nosotros lo vemos de adentro. La situación emocional es muy crítica, sentimos mucho enfado. En cuanto a Paolo, debe estar pasando un conjunto de emociones. Él es extrovertido en nuestro entorno, pero esa alegría la tiene opacada.
—¿Qué puede suceder?
-Conozco a mi hermano, mi padre lo conoce, y todos sabemos quién es Paolo Guerrero, no solo por el nombre sino por su trayectoria y disciplina en el deporte. Me pongo a pensar que esa criatura a quien vi nacer y ahora ya está hecho todo un hombre y es un ícono de la niñez y juventud está pasando esto. Me rompe el esquema.
—¿Cómo celebran los goles de Paolo?
—Era una emoción indescriptible. Toda la familia se abraza, porque son goles de nuestra sangre.
—¿Les sorprendió la celebración de Farfán con la camiseta de Paolo?
—Es por la amistad que tienen de años. Paolo siempre estuvo pendiente de su amigo Jefferson Farfán y le decía: “Negro, cuando quieras estoy para apoyarte”. Es por la amistad y el cariño que se tienen.
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