Juan Reynoso rompió su silencio para TV Perú Deportes y aclaró su desplante en la premiación de la final a autoridades deportivas y comerciales.
Indicó que se considera una persona timida que no se abre con la gente extraña, por eso es malinterpretado.
Sintió el golpe de la tragedia de Chapecoense y le hizo abrir las heridas del Fokker. Espera en esta Copa Libertadores olvidar su fracaso de la versión 2017.
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—Se te reclamó porque no le diste la mano a las autoridades al momento de recibir la medalla...
—Sabes que hay cosas más importantes. Han hablado tres o cuatro días del tema, no tiene sentido rendundar sobre lo mismo. Yo pensé que era una persona que trabaja en Backus y se me hacía de mal gusto que esa empresa nos lo entregue. De ahí me puso la medalla y pasé sin pensar en nadie, de verdad no vi a Oviedo.
—Hablemos de cosas importantes entonces...
—Mira, Cristal que el año pasado resultó subcampeón, se quedó un tiempo corto en la premiación, nosotros nos quedamos hasta el final. Varios de mis jugadores se querían ir al camerín, la grandeza se demuestra cuando se gana y también cuando se pierde.
—¿Cómo es Reynoso fuera del fútbol?
—Lastimosamente mi imagen se muestra a través de los medios y no en una charla cara a cara. Me considero una persona tímida que con extraños no se abre, pero con la gente que me conoce desde hace muchos años creo ser una persona transparente, honesta, muy frontal a veces. Que cuando tiene que reír, ríe bastante, que cuando tiene que divertirse, lo hace.
—¿Dices que te gana la timidez?
—Si a veces uno pone un escudo malinterpretan, más aún en una sociedad en la que todos intentan ser alegres o chabacanos. Yo intento guardar una distancia con la gente que no conozco, me pongo de su lado al no saber cómo responder ante ciertas actitudes.
—Es inevitable hablar de la tragedia del club Chapecoense por lo ocurrido a Alianza.
—Me chocó mucho, yo realmente reaccioné recién hasta la hora del almuerzo. Yo estaba en Lima con el cuerpo técnico recordando algunas anécdotas del 87. Porque todo fue similar en muchas cosas, que uno se ponía del lugar de la familia o de los dirigentes, como personaje que estuve involucrado en la tragedia del Fokker.
—¿Las heridas volvieron a abrirse?
—La verdad que me pongo en la situación de todos los involucrados. Si el 87 no había palabras cómo describirlo, van a pasar los siglos con el dolor y hasta cierto modo yo decía cómo va ser que no se aprenda de lo ocurrido. Hoy con la vorágine de la información se hace tan cerca el dolor ajeno que termina siendo morbo con imágenes que no deben trascender, con diálogos con personas en su dolor que termina siendo un circo, de algo tan privado.
—¿Te chocó lo que viste en televisión?
—Quizás sea la parte que más me chocó de todo lo que se ve en TV, pues todos queremos información, como seres humanos somos curiosos, pero ya llegar al extremo de pasar imágenes muy privadas, fuerte para los niños y todos, esa parte como que saca del cuadro. Seguro que si el 87 hubiesen tenido la posibilidad de informar, repetían el accionar.
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