Le decían “Gato” pero en la cancha era a veces una bala, por su velocidad, y en otras, un león, porque nunca daba una pelota por perdida y siempre trataba de evitar la derrota y contribuir a la victoria.
Carlos Basombrío recuerda sus años como futbolista (en Alianza Lima tuvo su mejor época) y confiesa, entre otras cosas, que en sus tiempos tuvo como rivales a delanteros con pinta de “fajadores” y veloces, pero que le corrían a la patada, “arrugaban”, cuando él les salía al frente.
—¿Eras de guapear o dejabas que te guapeen?
—De guapear. Soy picón y renegón, no me gusta perder ni en las pichangas. A mí nadie me regaló nada, vinieron hasta extranjeros a quitarme el puesto pero me saqué la mugre para ser titular. Un técnico me enseñó que te debe gustar que te vean que tú ver a los demás.
—¿Cuántas veces pusiste la pierna fuerte?
-Siempre, uno tiene que ir a la segura y peor si es un clásico. Ahí es matar o matar, no había perdón.
—Tú eras delantero, ¿cómo llegaste a ser marcador?
—Un día, “Mágico” Gonzales se lesionó y el profe Arrué me pidió cubrirlo y lo hice tan bien que me quedé con el puesto.
—¿Has jugado en otra posición?
—He jugado de defensa central y, en Grecia, de volante de contención.
NUNCA UN PASO ATRÁS
—¿Te costó ir a la marca ante rivales más espigados que tú?
-No. A mí me enseñaron a no tenerle miedo a nadie; sea quien sea algo tiene que recibir.
—¿A qué delantero sacaste del campo?
—Recuerdo que en un clásico tenía la marca, junto a Frank Ruiz, del brasileño Alex Rossi que era el triple de grande que yo. Así que en una pelota dividida le metí un “ajustón” que me costó una amarilla.
—¿Y luego?
—Le dije a Ruiz, “ahí te lo mando herido”. En la siguiente jugada, Ruiz se barrió en carretilla y lo sacó del partido. Teníamos que bajarlo porque sino nos hacía la “fiesta”.
—¿Qué delantero te dio más trabajo?
—El hondureño Dolmo Flores. Era rápido, muy inteligente con el balón y, sobre todo, porque le metías patadas y nunca aflojaba. Conozco jugadores, no te voy a decir nombres, que le metías su “ajustón” y luego aparecían por otro lado. Dolmo recibía pero seguía haciendo sus jugaditas.
VALENCIA ES PICÓN
—¿Crees que Wilmar enseña esa picardía a los jóvenes?
—Valencia es muy picón. No le gusta perder y sé que a los chicos los “para” de cabeza porque es una persona disciplinada, que le gusta las cosas derechas y a algunos les está costando. Wilmar trabaja bien, se está adaptando. Alianza no viene jugando mal, simplemente que los chicos se están adaptando. Tienen un buen plantel.
—¿Tú, cómo técnico, también aplicas esa filosofía?
—Cuando estaba en la reserva de Alianza le enseñaba a los chicos a no perder ni en las pichangas. Les decía: “Usted es primero, usted es segundo y usted es tercero”.
—¿Eso lo aprendiste en Alianza?
—Llegué a Alianza a los 16 años y jugué el 95 % de los partidos de titular porque era uno de los primeros que me sacaba la mugre en los entrenamientos, uno de los primeros que iba hacia adelante y que los partidos de práctica los afrontaba como si fueran oficiales.
—¿Eso es clave para ser titular?
—Sí. Recuerdo que un técnico me soltó esta frase: “Tienes que acostumbrarte a que te vean jugar y no ver jugar a otro”.
—¿Crees que eso falta ahora?
-En algo. Por eso a mis chicos les meto eso en la cabeza. A mí me gustaba que me aplaudan y no aplaudir al otro.
—Ser protagonista...
-Por supuesto, estar entre los once siempre. Que los hinchas me aplaudan. Los chicos no se deben limitar a estar contentos porque visten la camiseta de Alianza o porque les pagan sino porque sienten la camiseta como sin fuera su propia piel y siempre quieran ir adelante.
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