Cusco. La cárcel, como decía Cervantes, es el lugar “donde toda incomodidad tiene su asiento”. Esta vida ha calado hondo en la otrora estrella del Cienciano: César Camilo Ccahuantico.
El ex futbolista está recluido en el penal de Quenqoro desde el 11 de agosto del 2010 por ser cómplice en el robo de 87 mil dólares que sufrió Cienciano en el 2008. Recibió una condena de siete años de prisión.
—¿Cómo estás César?, (es lo primero que se nos ocurre para empezar el diálogo).
—Aquí, esperando la tramitación de mi liberación, ya cumplí con la mitad de mi pena y me corresponde. Espero que esta vez no me la nieguen como lo hicieron cuando pedí el beneficio de la semilibertad.
—¿Por qué se negaron a concedértela?
—El año pasado había cumplido el tercio de mi condena, la jueza lo declaró procedente, pero la fiscal –de cuyo nombre prefiero ni acordarme– apeló la decisión porque dijo que el trabajo del INPE, que opinaba a favor, a ella no le convencía. Mi caso subió a la sala y allí denegaron mi pedido.
—¿Cuáles fueron las razones?
—Mi familia habló con los integrantes de la Sala y le dijeron que no me la pueden dar porque soy una persona pública, una especie de ejemplo de la sociedad y como tal debo dar el ejemplo y cumplir con mi pena.
—¿Ha habido otros internos que han salido por beneficios?
—Muchos presos anónimos, primarios como yo, salen con beneficios, con los mismos beneficios que me corresponden. A mí me tienen en la cárcel como un trofeo; ya tengo 32 meses de carcelería y con los beneficios es como si estuviera cinco años encerrado, ahora me corresponde mi liberación.
—¿Sigues afirmando que eres inocente?
—Claro, pues, mi hermano, soy inocente, el único pecado que cometí fue tener una ligera amistad con uno de los integrantes de la banda que robó a Cienciano –el conocido como “Chato” Carlos–. De ellos todos están libres, el único preso soy yo. ¿Por qué la policía que me hizo el seguimiento a mí, no los captura a ellos? Lo que pasa es que me tienen como un trofeo, pero tengo derecho a salir. Yo no he violado, no he matado, solo fui amigo de un sujeto, como lo fueron muchos en el Cienciano, y por eso estoy preso.
—¿Algún día crees que puedas demostrar tu inocencia?
—Sí, esto no termina aquí, tengo que limpiar mi nombre porque no hice nada. Estoy considerado como cómplice primario, pero tengo fe que en alguna instancia demostraré mi inocencia.
—¿Qué está dejando la cárcel en ti?
—Muchas cosas, en el penal he descubierto a los amigos verdaderos, a los que realmente te aprecian y estoy conociendo la verdadera amistad que me brindan mis compañeros de celda. Todos me quieren y claro, la familia que nunca te abandona.
No tengo rencor contra nadie, pero pido que capturen a la banda que robó a Cienciano, ellos tienen que decir la verdad, si yo participé o no en el robo. Al margen de todo, doy gracias a Dios porque me da salud, la cárcel golpea y te hace poner los pies sobre la tierra.
—¿Confías en que volverás a jugar profesionalmente?
—Claro, tengo 33 años, Ramón Rodríguez es mayor que yo, lo mismo que Acasiete y siguen jugando.
—¿Sería en Cienciano?
—El único equipo en que jugaré será en Cienciano, en ningún otro porque lo considero como mi segunda casa. Tendría ahí la oportunidad de jugar junto a mi hermano René.
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