Tiene muchos apodos. Algunos lo llaman “Fifo”, otros el “Canibal”, pero en el Perú se ha ganado el apelativo, a punta de bala y sangre, del “Maldito Cris”. Un sujeto que a sangre fría puede desenvainar un arma y asesinar a una persona mirándole a los ojos. Un criminal que viene arrastrado 6 muertos en su espalda.
Christopher Josehp Fuentes Gonzales nació el 8 de marzo de 1998 en el estado de Sucre, la sexta ciudad más peligrosa de Venezuela, según el informe creado por la embajada Británica en Caracas y Transparencia Venezuela en el 2019.
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En medio de las organizaciones criminales, el narcotráfico, la prostitución y abandono de las autoridades venezolanas, Cris comenzó a crecer rodeado de balas y asesinato. A tan solo 16 años comenzó a ingresar al mundo del hampa, aunque algunos dicen que fue mucho antes. A los 17 años ya tenía dos muertos en su poder.
“La Policía de Venezuela ha informado que se trata de una persona con amplio prontuario criminal, con antecedentes por homicidio calificado y robo agravado, algunos cometidos en la ciudad de Cumaná, del 2015 al 2018”, mencionó el coronel Víctor Revoredo, jefe de Homicidios a La República.
Poco a poco comenzó a ganarse el apodo del “Canibal” y tener presencia entre las bandas criminales. Cuando la cosa “se pudo color de hormiga” y la policía venezolana lo buscaba intensamente por homicidio decidió cruzar la frontera y llegar al Perú.
En vez de buscar una nueva vida, dejar el pasado criminal y enterrar sus muertos. Cris siguió delinquiendo en la capital. Comenzó robando en San Martín de Porres. Fue en esta época que en setiembre del 2022 asesinó al suboficial de segunda PNP Jhonatan Luis Puga Macedo por robarle su celular.
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Nuevamente la cosa se puso color hormiga y decidió cambiar de distrito. Esta vez Surco. En el lugar asaltaba pequeños minimarket. Luego siguió con las boticas, a los transeúntes e incluso se llevó la motocicleta de un policía durante un robo. Finalmente, su nombre salta a las páginas policiales cuando el 14 de abril asesinó a un sereno durante un asalto a una tienda.
Tras ello, Cris comenzó a ser buscado intensamente por la PNP. Sobre su cabeza pesa una recompensa de 130 mil soles. Acorralado intentó esconderse en Lurín, pero fue por poco tiempo la policía le pisaba los talones.
“Cuidado con que pierden los teléfonos y queda todo. Cuiden esas cosas porque van a traer problemas. Quedamos todos enganchados”, se escucha en un audio enviado por él y se muestra su desesperación.
Ahora, la policía cree que está en Huaral y que es cuestión de tiempo para su captura e encelamiento. “Si está portando un arma e intenta usarla, lo vamos a abatir. Está advertido”, dice el coronel Víctor Revoredo.
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