
A las 6:41 p.m. del 15 de agosto de 2007, un violento terremoto de magnitud 7.9 sacudió la costa sur del Perú. En cuestión de segundos, las provincias de Pisco, Chincha, Ica y Cañete quedaron en ruinas. El sismo alcanzó una intensidad de IX en la escala de Mercalli y dejó un saldo oficial de 596 muertos, 1 268 heridos y más de 655 mil personas afectadas, según el Indeci.
Las imágenes de calles destruidas, edificios colapsados y familias buscando a sus seres queridos se grabaron para siempre en la memoria del país. Más de 76 mil viviendas quedaron inhabitables, no solo en Ica, sino también en zonas de Lima y Huancavelica. El Gobierno declaró en emergencia las provincias afectadas y movilizó a las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional para coordinar las labores de rescate y asistencia.
La tragedia desató una respuesta masiva de apoyo. Peruanos de todas las regiones enviaron donaciones y se organizaron colectas. El Estadio Nacional se convirtió en centro de acopio, mientras municipalidades, parroquias, universidades y organizaciones sociales habilitaron más puntos para recibir ayuda.
El respaldo también vino del extranjero: países como Argentina, Chile, España, Japón y Canadá enviaron hospitales de campaña, plantas potabilizadoras de agua, medicamentos y equipos de rescate. Brigadistas, médicos, psicólogos y voluntarios internacionales llegaron para asistir a los damnificados.
Conocido como el terremoto de Pisco, este desastre motivó cambios importantes en las políticas de prevención del Estado. Desde entonces, se realizan simulacros nacionales diurnos y nocturnos para preparar a la población ante futuros eventos sísmicos, recordando que el Perú forma parte del Cinturón de Fuego del Pacífico, una de las zonas más sísmicas del planeta.

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A 16 años de la tragedia, el Indeci conmemora la fecha convocando a la población a participar en el segundo Simulacro Nacional Multipeligro del año. El ejercicio, programado para las 3:00 p.m., busca reforzar la organización comunitaria y familiar frente a emergencias.
La campaña lleva el lema “Preparados y Organizados Evitamos Desastres” y promueve la elaboración del Plan Familiar de Emergencia, que incluye identificar zonas seguras, rutas de evacuación y preparar una mochila con artículos esenciales como botiquín, alimentos no perecibles, ropa de abrigo y documentos importantes.
El terremoto del 15 de agosto de 2007 dejó una lección clara: la preparación y la organización pueden marcar la diferencia entre la vida y la muerte. Cada simulacro, cada mochila de emergencia y cada plan familiar son recordatorios de que la prevención es responsabilidad de todos.
Redactora en la sección de actualidad y mundo del diario El Popular. Bachiller en Periodismo por la Universidad Jaime Bausate y Meza, con sólida experiencia en redacción web y creación de contenido digital. Apasionada por los medios, las redes sociales y la locución, especializada en la cobertura de noticias del espectáculo, actualidad nacional e internacional.