Como es sabido, cada octubre los peruanos católicos celebran la procesión del Señor de los Milagros y ello viene acompañado con costumbres y tradiciones que llevan consigo una historia detrás. Entre ellas, está la del hábito morado durante el mes, el cual es usado por los más acérrimos devotos del Cristo de Pachacamilla, muchos de ellos, hasta después del 1 de noviembre.
Según cuentan los historiadores, el origen del hábito morado recae en una mujer ecuatoriana que vivió en el Callao y tuvo una visión que le cambió la vida. Se trata de Antonia Maldonado, procedente de Guayaquil, quien a los 20 años fue obligada a casarse con un hombre adinerado, pese a que no lo quería.
Sin embargo, debido a una desconocida enfermedad, su entonces prometido, Alonso Quintanilla, falleció, por lo que el matrimonio nunca se llegó a cabo. Ante ello, Antonia se quedó viuda a su corta edad y decidió dedicar su vida por completo a servir a Dios.
Pasado el tiempo, mencionan que Antonia vio a Cristo con una túnica morada una noche cuando se encontraba orando. Lo vio con una soga al cuello y una corona de espinas en la cabeza; es incluso escuchó que le dijo las siguientes palabras:
"Mi madre ha dado su traje de pureza para hábito a otras almas, y yo te doy mi traje y hábito con que anduve en el mundo; estima mucho este favor, que a nadie se ha dado mi santa túnica".
Años después, la mujer creó un beaterio en el Callao al que llamó Colegio de Nazarenas, donde se usaba hábito morado, tal y como lo soñó, de acuerdo a la versión del fray Blas Duares de 1709. Posteriormente, la prenda fue usada por los mayordomos del monasterio de las Nazarenas y, tiempo después, fue usado por los mismos devotos.
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