María Aybar
El chofer José Luis Ramírez Ramírez (34) luego de su espeluznante crimen ahora pide perdón y dice estar arrepentido, pero los familiares de la mujer asesinada Milena Tapullima Magipo (31) exigen la máxima pena.
Según se supo, la misma tarde del último lunes cuando la familia subía el cerro y se cruzaron con él, le preguntaron por Milena y no supo qué decir para luego darse a la fuga.
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Cuando la familia llegó al lugar donde vivían descubrió la espeluznante escena, con los restos cercenados de la mujer que se quemaban en un cilindro. José Ramírez envió un mensaje a la familia pidiendo perdón por lo ocurrido.
Por ello, lo acusaron como el criminal y no se equivocaron.
Es así que la policía inició la búsqueda de Ramírez Ramírez y a la 1:00 de la madrugada de ayer lo capturaron cuando iba al volante de la miniván AUZ-139 por el Parque La Quinta, Urb. Canto Rey–San Juan de Lurigancho.
En el registro personal y vehicular le encontraron envoltorios de clorhidrato de cocaína y marihuana, tenía el teléfono, billetera y varias tarjetas de crédito de la finada.
Luego fue trasladado a la sede de la Dirincri donde fue interrogado hasta avanzadas horas de la noche de ayer.
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Por la tarde, en su traslado al médico legista, dijo estar arrepentido y pidió perdón a la familia.
En sus declaraciones preliminares confesó su delito y dijo que asesinó a su conviviente Milena Tapullima de una pedrada en la cabeza. Ella tenía cuatro meses de embarazo. Ocurrió el pasado 17 de diciembre, en su vivienda de la agrupación familiar San Antonio de Padua. Nunca se fueron de viaje.
Explicó que discutieron. “Ella me celaba con mi otra pareja, con quien tengo un hijo de un año y medio, al cual se refirió y le deseó el mal”, dijo con total frialdad.
El confeso asesino de su pareja, Milena Tapullima y del hijo que llevaba en su vientre, luego de asesinarla, durmió varios días con el cadáver. Luego hizo un hoyo y la enterró.
Según su confesión: “Cada noche lo sacaba y le hablaba por qué me asustas, qué es lo que quieres y la volvía a enterrar”.
Pero la tarde del lunes, al ver que emanaba un fuerte olor, decidió quemarlo. Sacó el cuerpo, le echó combustible y le prendió fuego en la mitad de un cilindro que compró.
“Un día me dijo: el día que me muera me quemas o me entierras en nuestra casa. Yo cumplí su deseo”, dijo cruelmente. En el lugar, la policía halló una pala, un pico, rastrillo, un cincel que utilizó para cavar y quemar el cadáver.
El detenido tendría tres cómplices.
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