Joel Robles
Fotos: Jenny Valdivia y
Emilia zúñiga
Honor y gloria. Entre aplausos, vitoreos y un mar de lágrimas fueron sepultados los restos de Alonso Salas Chanduví, Raúl Lee Sánchez Torres y Eduardo Jiménez Soriano, los tres valerosos bomberos que perdieron la vida tratando de rescatar personas de un incendio en un almacén del Minsa, en El Agustino.
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Envueltos con la bandera, los féretros de los tres bomberos fueron enterrados juntos en el cementerio Campo Fe, en Huachipa, tras una larga jornada en la que autoridades eclesiásticas y municipales les rindieron un homenaje póstumo y destacaron su valor, coraje y entrega por el prójimo.
A las 10:30 horas, los restos de los hombres de rojo abandonaron entre lágrimas y aplausos la Compañía Italiana de Bomberos Voluntarios Roma 2 en el Cercado de Lima con dirección a la parroquia El Sagrario, donde el cardenal Juan Luis Cipriani ofició una misa de cuerpo presente y recordó la nobleza de su labor como bomberos.
En el trayecto cientos de transeúntes acompañaron el paso de los héroes caídos y expresaron su solidaridad con los familiares de las víctimas.
El presidente Pedro Pablo Kuczynski y sus ministros aprovecharon para despedirse.
Antes de abandonar la Plaza Mayor, los féretros fueron llevados hasta la Municipalidad de Lima, donde el alcalde Luis Castañeda entregó la Medalla Cívica de la Ciudad, la más alta condecoración que entrega la comuna capitalina, a sus familiares en una emotiva ceremonia celebrada en el Salón de los Espejos. “¿Cuántos en la tierra tendrían esa capacidad de entrega? Dar su vida por otra persona. Eso es amor al prójimo”, resaltó el burgomaestre.
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