Manila. El hedor de la descomposición de los cadáveres de unas diez mil víctimas del tifón Haiyan emana por toda la ciudad filipina de Tacloban, por lo que se teme que se desate una epidemia. Por ello, las autoridades locales y los organismos religiosos comenzaron a cavar fosas comunes.
Por tanto, aumenta la preocupación asociada a situaciones de hacinamiento y agua contaminada: el brote de enfermedades infecciosas y contagiosas como el cólera, gripe y sarampión.
Sin embargo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) advirtió que los entierros masivos podrían violar los derechos de las víctimas, así como su identificación.
Unos 150 cadáveres no identificados fueron enterrados en una fosa común cerca de la iglesia de Palo, en la isla de Leyte.
En Barangay Paon, en el noreste de la isla Panay, también se ha informado de un sepelio de 55 personas.
Mueren en saqueos
Igualmente, se informó la muerte de otras ocho personas cuando se vino abajo un depósito de arroz que estaba siendo atacado por la muchedumbre en la ciudad de Alangalang.
“La gente está desesperada porque la ayuda que prometieron demora en llegar”, señalaron brigadistas.
En tanto, el paso de la tormenta Zoraida por la región occidental del archipiélago filipino ha llevado más lluvia a Tacloban y las poblaciones cercanas, lo que agrava las inundaciones parciales de varias zonas de la ciudad.
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