Rembrandt, el “pintor del alma” marcado por la tragedia

El pintor Rembrandt Van Rijn, a pesar de haber alcanzado el éxito en la juventud, sus últimos años estuvieron marcados por la tragedia personal y la ruina económica. Hoy Google conmemoró sus 407 años de nacimiento con un doodle.

Una de sus grandes tragedias era que sus hijos fallecían al nacer. Así ocurrió con Rumbartus, quien murió a los dos meses de su nacimiento, en 1635.

Rembrandt también perdió a su hija Cornelia: murió a las tres semanas de edad, en 1638. El pintor se vistió de luto en 1640 cuando falleció su hija Cornelia: solo vivió un mes. Solo su cuarto hijo, Titus van Rijn (nacido en 1641), llegó a alcanzar la madurez. 

Uno de los episodios trágicos de Rembrandt fue cuando tuvo que soportar el dolor por el deceso de su esposa Saskia en 1642, al dar a luz a Titus. Se dice que ella padeció de tuberculosis. Al respecto, el artista dio cuenta de su pesar cuando hizo una pintura sobre el lecho de muerte de su esposa: las imágenes profundamente conmovedoras.

Su vida personal no tuvo grandes alegrías. El pintor siempre sobrevivió por encima de sus posibilidades. En 1656 se tomaron ciertas medidas en los juzgados para impedir su declaración de bancarrota, y el artista tuvo que vender la mayoría de sus pinturas y buena parte de su colección de antigüedades. 

La lista de objetos subastados se ha conservado y da una idea de las posesiones materiales del pintor. Todo lo que vendió no le alcanzó para una vida holgada: por ello vendió su casa y mansión.

Rembrandt aún gozaba de cierto prestigio, lo que llevó a ganar privilegios entre los que lo conocían; sin embargo, para la sociedad de pintores de Ámsterdam él fue un hombre “escandaloso”. Fue tanto su desdén que adaptaron un reglamento para que nadie que estuviese en una situación económica como la de Rembrandt pudiera llamarse pintor.