Miles de personas tomaron las calles de Brasil para mostrar su malestar por los escandalosos gastos del Gobierno brasileño en la organización del Mundial de Fútbol 2014 y la Copa Confederaciones, además del incremento de los precios del servicio público y la desigualdad de los sueldos, según calculan algunas agencias de noticias del país carioca.
La mayor parte de los manifestantes eran jóvenes, que exigieron a la presidenta Dilma Rousseff mayor presupuesto para la educación y la creación de más puestos de laborales, en vez de gastar el dinero en fastuosos eventos deportivos.
Al igual que en las calles de Río de Janeiro que atacaron la Asamblea Legislativa Estatal, centenares de manifestantes salieron en la ciudad de Brasilia y se treparon a los techos del Congreso, donde varias vallas fueron destrozados y hasta hubo enfrentamientos con las autoridades policiales.
Las calles de Río de Janeiro, Belo Horizonte, São Paulo y Porto Alegre se vio abarrotada de gente que quería hacer llegar su malestar por las disposiciones del dinero del país.
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