El Instituto Nacional Penitenciario (INPE), informó que un total de 123 internos del penal de Lurigancho, que se dedican a la confección a mano de cestos, canastas, costureros y otros objetos con junco, utilizando técnicas ancestrales, arte e innovación constante, se han convertido en los principales exportadores. Sus productos se venden como "pan caliente" en Bolivia , Chile y Argentina.
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Según informó el Instituto Nacional Penitenciario (INPE), los reclusos son contratados por la emprendedora, Nancy Fernández Daga, quien, ingresó a trabajar al penal gracias a un convenio firmado con el Instituto Nacional Penitenciario (INPE) en el marco de la política de Cárceles Productivas.
El trabajo que realizan los internos se inicia con la selección y teñido de la paja, para luego con la ayuda de las plantillas iniciar la confección de canastas caladas y cerradas, baldes, paneras con y sin tapa, costureros, porta loncheras, sombreros, carteras, porta termos, otros.
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Cada artículo es tejido al detalle con la técnica del enrollado con unión por costuras con paciencia y empeño para destacar los diseños y asegurar su durabilidad.
En el taller instalado en el pabellón industrial del penal, los internos tienen la capacidad de producción de mil cestos por mes. Los productos son cuidadosamente confeccionados y debido a la buena calidad del producto son exportados a países como Bolivia, Chile y Argentina.
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