Las personas transcurren gran parte del día en su centro de trabajo donde frecuentemente se enfrentan a desafíos de diferente índole. Es por ello que además de la experiencia técnica, hoy en día las organizaciones también buscan a aquellos profesionales que desarrollen de manera óptima sus capacidades socio-emocionales o también llamadas “habilidades blandas”.
Sin embargo, ¿conoces cuáles son las más valoradas por los reclutadores? Iván Lizarzaburu, Gerente de Operaciones de 10headhunters, empresa dedicada a la recolocación y selección de personal, nos brinda algunas de ellas:
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Saber escuchar es clave para lograr una comunicación eficaz en el trabajo. Consiste en enfocar la atención y demás sentidos en aquello que se está recibiendo. Empatía, en tanto, es una habilidad que consiste en ponerse en el lugar de la otra persona, es decir, saber lo que ella siente o puede estar pensando en un momento determinado.
En un mundo de transformaciones, es crucial adaptarse rápidamente a los cambios que se presenten en el centro de trabajo, para así sobrevivir a ellos. En este sentido, la flexibilidad y capacidad para interpretar o leer el entorno es de gran ayuda para mantenerse vigente y avanzar.
En términos sencillos, implica contar con iniciativa propia, con un motor que contribuya a ponerse en movimiento, empujar los cambios y alcanzar las metas planteadas en el trabajo.
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Esto implica entender las necesidades de los clientes o usuarios que compran nuestros productos o servicios. Preocuparse de conocer su opinión sobre nuestra oferta comercial y recibir de buena manera sus críticas o comentarios, con una marcada visión de mejora continua en el tiempo.
Capacidad de un individuo de dar a conocer lo que piensa o siente en un momento determinado, en los términos y formas adecuadas establecidas por el centro de trabajo. También puede entenderse como la habilidad para comunicar y defender los derechos e ideas propias.
El primero consiste en la capacidad de controlar los impulsos y reacciones frente a las diferentes situaciones que se viven diariamente. El segundo concepto se vincula con el campo del coaching y la meditación, y apunta a lograr foco en el presente, armonía y claridad mental, entre otros aspectos positivos.
Capacidad para sobreponerse al fracaso en el trabajo. Es una forma que permite aprender o sacar lecciones de aquellas situaciones difíciles que puede enfrentar un individuo.
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Tener la habilidad de dar a conocer las ideas, inquietudes, problemas y puntos de vista de una manera que sea entendida por todos en el trabajo.
Capacidad para entender que uno forma parte de una organización y que en la medida en que los esfuerzos de los distintos actores se conjuguen, existe una mayor probabilidad de éxito en el logro de los objetivos que se han planteado como grupo.
Capacidad para buscar nuevas propuestas que sean originales y que rompan, de algún modo, el esquema o modelo establecido con un fuerte acento en la innovación.
De acuerdo con el especialista, el desarrollo de habilidades blandas “son percibidas por la jefatura como cualidades positivas en un empleado, especialmente cuando existe un mercado tan competitivo como el actual, en el que hay alta rotación laboral y en el que las empresas necesitan trabajadores productivos y alineados al crecimiento de la empresa” y añade: “estas habilidades agregan mucho valor diferencial al perfil profesional de las personas por lo cual es recomendable aprender a desarrollarlas a través de diversos cursos como el coaching”.
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