El Punto Negro del Chato: Historia de Perseverancia y Sabor en el Cono Norte

Descubre cómo Edgar Calero convirtió su pasión por la cocina en éxito, superando obstáculos con perseverancia y ofreciendo sabores únicos en su cevichería "El Punto Negro del Chato" en el Cono Norte.

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Historia de Perseverancia y Sabor en el Cono Norte
Historia de Perseverancia y Sabor en el Cono NorteFuente: El Popular - Crédito: composición EP

En el mes de la patria, les contamos la historia de un peruano que no se dejó vencer por el pesimismo y la frustración. Los deseos de triunfar fueron superiores, y su rica sazón fue su mejor arma para conquistar los paladares de sus clientes en su local “El Punto Negro del Chato”, ubicado en un rincón del Cono Norte. Él no lo considera un trabajo, sino un hobby. ¡Felices fiestas patrias!

La historia de perseverancia

Hace 15 años, Edgar Calero tuvo un sueño: ser dueño de su propio negocio. Los trabajos eventuales y las pocas oportunidades laborales eran constantes, así que decidió cambiar el rumbo de su vida. Sin embargo, no había plata, y lo poco que ahorraba se iba en los gastos de la casa. No había crédito financiero, y sus padres poco podían hacer.

Edgar contó sus planes de superación a su mejor amigo, y juntos decidieron apostar: el amigo ponía el dinero y Edgar su casa, que sería el local. Así surgió el huarique “El Punto Negro del Chato”, ubicado en la calle 16 número 631, Urb. Carabayllo, Comas, frente al Hospital de la Solidaridad de la Av. Túpac Amaru.

Empezaron con tres mesas en la cochera de su casa. Sus primeros clientes fueron la familia y amistades. ¿Por qué el nombre de la cevichería? En su grupo de amigos, Edgar es el más bajo de altura y su socio es de tez morena, de ahí viene el nombre “El Punto Negro del Chato”. La sociedad con su amigo duró solo cuatro meses; no salía ni para pagar la luz. Edgar se quedó prácticamente solo y tenía dos caminos: cerrar el negocio o seguir terco con su sueño de tener su propio negocio. Optó por seguir, aunque el camino no fue nada fácil.

Había días que no vendía nada. Trató de ofrecer variedad en su carta y precios súper económicos, pero igual le iba pésimo. Cuando estaba por tirar la toalla con deudas, un amigo le pasó la voz sobre un concurso de gastronomía en la televisión cuyo premio era un buen dinero en efectivo. No lo pensó dos veces y concursó. Su suerte cambió cuando quedó en segundo lugar con su plato bandera, la “Parihuela Mixta”. Aunque no ganó el concurso ni el premio, los vecinos comenzaron a venir a su huarique para degustar su sazón.

En “El Punto Negro del Chato” se pueden encontrar platos como el ceviche carretillero, jalea, arroz con mariscos, los clásicos dúos, tríos, sudado, causa acevichada, y tiradito. Es un lugar donde se come bien taypa, como le gusta al peruano, y solo es para conocedores. Los precios son súper cómodos y tienen ofertas todos los lunes. Han venido comensales de San Juan de Lurigancho, San Miguel, Surco, entre otros lugares.

Edgar agradece a Dios y a su perseverancia por lograr su sueño y sus objetivos. Aconseja a los jóvenes que quieren emprender un negocio que los sueños se cumplen; solo es cuestión de tener la meta clara y ser pacientes, porque de la noche a la mañana no se consigue nada. Hay que trazarse metas y tener el deseo de superación. “El Punto Negro del Chato” atiende todos los días de 10 a.m. a 6 p.m. y se puede encontrar en las redes sociales como “El Punto Negro del Chato”. Es un lugar pequeño pero de corazón grande.

SOBRE EL AUTOR:

Periodista especializado en temas policiales y políticos. Graduado de la Universinad Nacional Federico Villarreal. Redactor y coordinador en El Popular. Interesado en temas policiales, política y actualidad.